Ellen White y su gusto por celebrar la navidad – Parte 1
Los adventistas en Latinoamerica tenemos una visión un poco particular sobre la Sra. Ellen White. Construida desde una retórica poco honesta sobre ciertos gustos y labores de los White, idealizados como personas muy santas y puras, quienes tuvieron un discurso rudo y condenatorio de las prácticas mundanales, el pecado y la santificación. Y que se puede evidenciar en sus manuscritos y libros publicados.
El tema de la navidad no escapa a esa discusión, aun presente en los círculos adventistas. Y que es producto de la disociación que se tiene sobre las prácticas “paganas” que supone celebrar la navidad, y a la vez tener estos elementos dentro de las iglesias, consideradas como espacios sagrados e impolutos. “La Navidad es una festividad pagana”, “no debemos poner árbol o decoraciones navideñas en las iglesias”, entre otras cosas.
Lo más interesante es que, los círculos conservadores del adventismo latinoamericano, tratan de poner el asunto como un punto de doctrina o asunto de salvación. Con sus características ortodoxas, se fascinan por crear, imponer pruebas, requisitos o parámetros para decir quién puede o no salvarse.
La navidad
El término “christmas [navidad]” aparece unas 260 veces en los manuscritos de Ellen White (inglés).[1] La mayoría de las cartas con este término fueron escritas entre las décadas de 1860 a 1890, y otras pocas en 1900. Me enfocaré en las cartas que tienen un contenido específico sobre la festividad, ya que hay algunas que solo registran un acontecimiento en esa fecha, como que “en la noche de navidad” de 1866, recibió una visión sobre como Dios estaba guiando su trabajo misionero”.[2]
A diferencia de aquellos que ven la navidad como una costumbre pagana, la Sra. Ellen White tenía otra opinión y gustos por la navidad. En un artículo publicado el 11 de diciembre de 1879, titulado “The Holidays”, en la Revista adventista de la época (Review and Herald), White dijo:
El día de Navidad, es un precioso recordatorio del sacrificio hecho en favor del hombre, no debe ser dedicado a la gula y la autocomplacencia, exaltándose así a la criatura por encima del Creador. Deje a quienes están participando de este gran espectáculo de la salvación que tenemos una cierta apreciación de este don, rindiendo a Dios nuestras ofrendas de agradecimiento.[3]
Los contextos explícitos de la navidad están presentes en todo el artículo de White. Con un enfoque, donde la autora busca resaltar el verdadero sentido de la celebración navideña y su consejo de austeridad, pidiendo a sus lectores alejarse del despilfarro, en regalos y vestidos costosos,[4] con llamados a la sencillez.
La Sra. White se presentó durante toda su vida como una reformadora, y copio sus modelos de los reformadores populares de su época. Por lo que, opinaba igual acerca de la navidad: “Aconsejamos a todos nuestros hermanos y hermanas para hacer una reforma decidida en lo que respecta a estos días festivos”.[5] Como parte de las Instituciones eclesiásticas, White invitaba a usar el dinero para el progreso de lo que ella llamaba el mensaje de los tres ángeles, invitando a que cada “joven y anciano” depositen ofrendas generosas:
“Busquemos representar fielmente a Cristo en los próximos días festivos imitando su ejemplo como él que anduvo haciendo el bien… Que en nuestros principios de acciones se eleven por encima de las costumbres y modas del mundo. Cristo vino a nuestro mundo para elevar las mentes de los hombres al nivel divino, y para ponerlas en simpatía con la mente de Dios”.[6]
Más allá de prohibir o condenar la celebración navideña, Ellen White invitó a sus lectores a reformar y definir correctamente la celebración. No es para la complacencia propia, sino para recordar el sacrificio de Cristo, es decir, el don inmerecido del Hijo de Dios que vino a esta tierra para redimirnos:
“El regalo de Dios y de Cristo al hombre llenó todo el cielo con asombro, e inspiró en su nacimiento la canción angelical, ‘Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres’”.[7]
Este es el principio que se delinea en este artículo de 1879, la idea se repetirá en otros manuscritos.
Alejarse del mundo…
La interpretación disociadora de los conservadores adventistas, dirían sin problemas que alejarse del mundo significa eliminar las fiestas de navidad y abstenerse de poner un árbol o decoraciones navideñas. Es interesante, que la Sra. Ellen White tenía otra idea totalmente opuesta a los conservadores, respecto a lo que significa “alejarse del mundo”.
En un manuscrito titulado: “How Shall We Celebrate Christmas and the New Year [Cómo celebrar la Navidad y el Año Nuevo]”,[8] la Sra. White, citó diferentes textos bíblicos para exponer la relación entre un cristiano y el mundo (2 Co 6:17-18; Stg. 4:4; Jn 15:18-20). Ella creía que la diferencia entre el mundo y los cristianos estaba en el motivo de las acciones. Mientras el mundo hace de estas festividades un medio “para la complacencia personal”, los cristianos lo ven como un medio para ayudar a otros y un recordatorio de su verdadero significado.
Por ejemplo, White comenta sobre Thanksgiving Day [Día de Acción de Gracias]:
…se desviaron de su debido rumbo y se hace un día de fiesta y gula. ¿Es un día para llenar sus mesas de lujos y cargarlas hasta abajo con dulces y condimentos para usted y los suyos? Cristo dijo: “Más cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.” Lucas 14: 13-14.[9]
Entonces, alejarse del mundo, ¿significa que debemos eliminar todas las festividades navideñas u otras como Acción de Gracias? La respuesta de la Sra. White sería: ¡No! Ella hablo de seguir celebrando estas fechas, haciendo el uso correcto y con los motivos más elevados:
“En lugar de hartarse a sí mismos con las cosas buenas de esta vida, vamos a acercarnos a Dios y démosle, en ese día, un regalo en agradecimiento por su bondad, y así tener un día de acción de gracias genuino para Dios”.[10]
En la mentalidad de la Sra. White, es en la forma en como celebramos la navidad en que nos alejamos del mundo:
“¿Cuántos mantendrán correctamente la Navidad? Los ricos traen regalos a sus amigos, pero son ricos todavía. Entonces, ¿cómo puede ser esto un sacrificio para ellos? En ese caso, ¿qué debemos hacer para agradar a Dios? Te lo diré. Si desea guardar este día como se debe, llame a los pobres y necesitados, y si les falta algo, supla lo que ellos necesitan”.[11]
El alejarse del mundo, significa celebrar la Navidad en su forma correcta. Es un día para recordar y exaltar la consumación del plan de salvación en Cristo:
“Cristo debe ser el objeto supremo; pero en la forma en que se ha estado observando la Navidad, la gloria se desvía de él hacia el hombre mortal, cuyo carácter pecaminoso y defectuoso hizo necesario que el Salvador viniese a nuestro mundo. Jesús, la Majestad del cielo, el Rey del cielo, depuso su realeza, dejó su trono de gloria, su alta investidura, y vino a nuestro mundo para traer auxilio divino al hombre caído, debilitado en su fuerza moral y corrompido por el pecado”.[12]
El contexto de los manuscritos y artículos que abordan el tema de la Navidad, arrojan claros principio, los cuales también son aplicables a otras celebraciones como los cumpleaños:
“Nuestros cumpleaños, nuestra Navidad y las fiestas del Día de Acción de Gracias con demasiada frecuencia se dedican a la gratificación egoísta, cuando en cambio la mente debería dirigirse hacia las misericordias y la amante bondad de Dios. A Dios le desagrada que su bondad, su cuidado constante y su amor incesante no sean recordados en estas ocasiones”.[13]
Lo importante es el prójimo
Ellen White, tuvo un gusto por celebrar la Navidad, la cual consideraba como un tiempo especial para compartir con familiares, amigos y su prójimo:
“Se acerca la época de las fiestas con su intercambio de regalos, y tanto los jóvenes como los adultos consideran atentamente qué pueden dar a sus amigos en señal de afectuoso recuerdo. Por insignificantes que sean los regalos, es agradable recibirlos de aquellos a quienes amamos. Constituyen una demostración de que no nos han olvidado, y parecen estrechar un poco más los lazos que nos unen con ellos”.[14]
Durante su vida, la Sra. White disfruto la alegría navideña en enviar regalos a las familias de sus hijos, pastores, administradores, misioneros y amigos. El 14 de diciembre de 1867, ella envió un regalo navideño para su hijo Edson White –quien estaba pasando un mal momento económico y le aconseja no “gastar un centavo” en regalos que no podía costear- deseándole que en el nuevo año que va a comenzar, pueda estar asido en Cristo.[15] Unas semanas después, el 29 de diciembre, envió otros regalos.[16]
Banquete navideño c. 1912. Sanatorio Adventista New England Memorial | Foto: Ellen G. White Estate Inc.
En 1873, la Sra, White lamentó no poder compartir con su amiga Lucinda y su familia en Navidad, por motivos de viaje. Pero, envió a los niños de este matrimonio regalos y le dijo a su amiga que la navidad no era para estar desanimados o tristes:
“Mantente de buen ánimo, Lucinda. Espero que nos veas dentro de una semana, después del lunes. Ellos se aferraron a Jaime hasta el último minuto, y nadie parecía más preocupado que tu padre, a pesar de que me mantuve amonestándole sobre el asunto. Los hermanos Butler y Haskell todavía están en Battle Creek. Ellos permanecerán allí por varias semanas. Nosotros simplemente nos separamos de ellos. Yo quería estar contigo en Navidad, pero estaremos de viaje. Diles a los niños que sus regalos de Navidad están en camino. Lamento mucho que no podemos estar con ellos en Santa Rosa en esa ocasión”.[17]
Entregar regalos en navidad no es malo, Ellen White lo hizo durante toda su vida. Y lo hizo, porque ella creía en la celebración navideña, y su gusto por esta festividad, lo demostró participando. Ella creía que los regalos eran una demostración genuina de amor hacia el prójimo:
“Está bien que nos otorguemos unos a otros pruebas de cariño y aprecio con tal que no olvidemos a Dios, nuestro mejor Amigo. Debemos hacer regalos que sean de verdadero beneficio para quienes los reciban”.[18]
Conclusión
Ellen White tuvo sin duda un gusto por celebrar la navidad. Contextualizo y exalto la verdadera esencia de la natividad: la figura de Cristo, el compartir con el prójimo y disfrutar en familia. La diferencia entre el mundo y los cristianos, no es eliminar la celebración, sino redefinirla y reformarla, a fin de aprovechar el verdadero sentido de la navidad.
Por otro lado, no es difícil entender la mentalidad disociada de los conservadores adventistas respecto a Ellen White. La mitificación que se ha hecho de la Sra. White en el adventismo latinoamericano, basado en una idealización falsa de su vida, obra y escritos, es lo que ha ayudado a que fermenten estas ideas radicales contra la Navidad. Ya que, en sus mentes, es inconcebible que una figura de “profeta”, a la que se le adjudica una inspiración divina, se haya complacido y participado durante toda su vida de una fiesta que ciertamente tiene sus orígenes en el paganismo.
En el próximo articulo exploraremos las posiciones de Ellen White sobre las decoraciones navideñas, sus declaraciones contra los que se oponían a la celebración de la navidad y sus advertencias de no descontextualizar la navidad.
Lea la segunda parte aquí en el enlace
[1] Se puede realizar consultas en el Ellen G. White Estate, egwwriting.org.
[2] Ellen White, “Our Late Experience (Concluded)”, Review and Herald, 27 de febrero, 1866. En adelante RH.
[3] Ellen White, “The Holidays”, RH, 11 de diciembre de1879.
[4] Ibid.
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] Ibid.
[8] Elle White, Manuscrito 8, 1880 (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, NF, 1880).
[9] Ibid.
[10] Ibid.
[11] Ibid.
[12] Ellen White, El hogar cristiano (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 437. En adelante HC.
[13] Ibid.
[14] Ellen White, “Holidays Gifts”, RH, 26 de diciembre de 1882.
[15] Ellen White a Edson White, Carta 19, 1867 (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 14 de diciembre, 1867).
[16] Ellen White a Edson White, Carta 21, 1867 (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 29 de diciembre de 1867)
[17] Ellen White a Lucinda, Carta 29, 1873 (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 1873)
[18] Ellen White, “Holidays Gifts”, RH, 26 de diciembre de 1882.
Daniel A. Mora, es editor para Adventist Today Latinoamerica. Ha realizado aportes a la investigación histórica, teología de la migración, liderazgo femenino y abordajes en casos de corrupción y malversación de fondos. Además de su experiencia en diferentes países y contacto con instituciones adventistas.