Editorial: Nos guste o no, la política es inevitable
Casi siempre que un artículo en Adventist Today menciona algún asunto que discuten los políticos, recibimos respuestas enfadadas de algunos lectores.
No importa si es un comportamiento tratado directamente en la Biblia. Incluso podría ser algo de lo que habla el propio Jesús. Si un político tiene una opinión al respecto, se nos critica por mencionarlo.
Sin embargo, la ética bíblica y la política se entrecruzan. Ambas implican a personas que toman decisiones sobre su comportamiento, frente a las leyes. Era cierto en el siglo I, y sigue vigente.
En la época de Pablo, uno de los problemas era si se estaba dispuesto a ofrecer una pequeña ofrenda de incienso para adorar al emperador, considerado un dios. Algunos lo hacían, pensando que era mejor aceptar el compromiso y no ir a la cárcel. Otros aceptaban el castigo por negarse. La adoración de ídolos podía parecer una decisión personal, pero los ídolos estaban por todas partes, incluso en los mercados de alimentos. Pablo provocó una revuelta sólo por predicar contra ellos, ¡y el caso llegó a las autoridades! Eran cuestiones políticas que dividían a la Iglesia.
Los pioneros adventistas también fueron políticos: tomaron partido en cuestiones polémicas como la abolición de la esclavitud, la prohibición del alcohol y la inmigración.
¿Qué normas deben dictar los políticos sobre cómo deben comportarse los ciudadanos? La mayoría de la gente parece estar de acuerdo en que no debemos asesinar a una persona a sangre fría ni robarle sus pertenencias. Otras, como abortar un óvulo humano fecundado de tres semanas o deportar a familias inmigrantes que llevan mucho tiempo aquí, son controvertidas.
Luego están los propios políticos. ¿Debe un político comportarse personalmente (utilizando una palabra acuñada por mi amigo Reinder Bruinsma) «cristianamente»? No todos los líderes del Antiguo Testamento eran buenas personas; algunos nos sirven como ejemplos de advertencia. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, ¿no modeló Jesús la idea de que nuestras acciones personales y nuestras enseñanzas deben coincidir? Por eso acusó de hipocresía a la «Iglesia» judía de su tiempo.
¿Puede un canalla promover buenas leyes? Es posible, aunque la historia demuestra que los canallas suelen promulgar leyes que les benefician a ellos y a sus amigos, y les importa poco el sufrimiento de los demás.
Espero que podamos aprender a debatir sobre esto, porque necesitamos saber cómo abordar aquellos lugares en los que la política y el cristianismo se cruzan.
Loren Seibold
Executive Editor, Adventist Today Magazine & Website
8 March 2025
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