Editorial: «Apreciamos a nuestros queridos deportados»
La semana pasada, un pastor de Estados Unidos escribió en Facebook sobre una llamada desesperada que había recibido de una familia de su iglesia. El padre de la familia -uno de los ancianos de la iglesia- había sido detenido en el trabajo por el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) y su esposa no sabía cómo estaba.
«Pastor, haga algo», le suplicó. Pero un pastor tiene poca autoridad ante hombres que llevan armas y placas.
Es curioso ver cómo ideas políticas trilladas, como tomar medidas enérgicas contra los inmigrantes ilegales, se convierten en realidad cuando cambian la vida de alguien a quien conoces y quieres. De repente no son sólo palabras. De repente, una familia está desamparada: no puede pagar el alquiler, no tiene automóvil y, lo peor de todo, no sabe qué será de su papá.
Hace unos años escuchaba una presentación sobre el crecimiento de la iglesia en la División Norteamericana. Confirmaba que la iglesia en Norteamérica no está creciendo excepto en una población: los inmigrantes. Los pastores y evangelistas latinos siguen bautizando gente en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Dudo que los pastores comprueben su situación legal antes de bautizarlos.
Lo que me recuerda que ahora es legal en Estados Unidos que las autoridades de inmigración entren en la iglesia mientras se celebra el culto, esposen a la gente y se la lleven.
Estoy bastante seguro de que por eso la División Norteamericana publicó recientemente «Un llamamiento a la dignidad y la decencia humanas». Como la mayoría de las declaraciones de la Iglesia, está redactada con cautela. Sin embargo, preocupa -con razón- que la Iglesia se convierta en un campo de batalla de la inmigración:
«La deshumanización y la marginación por la ley o la aplicación de las leyes o políticas son diametralmente opuestas a la Biblia. Por lo tanto, es inhumano y roba a las personas la dignidad que Dios les ha dado en Cristo tener políticas que les hacen tener miedo de ir a la iglesia y a la escuela por la amenaza de ser deportados».
Algunos adventistas estadounidenses están inmersos en el odio a los inmigrantes en estos momentos, y no me sorprendería que esas personas reaccionaran con dureza a la declaración de la División Norteamericana. Agradezco a Alex Bryant y a su equipo su valentía.
Esta crisis no ha hecho más que empezar. Con el tiempo se nos pedirá algo más que palabras.
Loren Seibold es el Editor Ejecutivo de Adventist Today.