Cuando la burocracia entorpece: Una respuesta al devocional de Mark Finley
por Daniel A. Mora | 17 abril 2018 |
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Hace unos días Mark Finley dio apertura al Concilio primaveral de la Asociación General (AG), reflexionando en su devocional del 10 de abril, sobre la situación actual y el porvenir de la iglesia («The Shaking: Will the Church Survive or Thrive in the Coming Crisis»).(1) Él se sustentó en Mateo 16:15 y en algunas porciones más de ese capítulo, además de Efesios 5. Sin embargo las apreciaciones que dio son muy cuestionables, y su reclamo a quienes hace observaciones de los problemas, demuestran que la burocracia y el partidismo, le nublaron una vez más la realidad.
Desde 2016, parece que tanto Ted Wilson como los burocráticos de la Asociación General, han hecho de Mateo 16 y 18 los textos favoritos para intentar sostener la supremacía «organizacional». A partir del documento redactado por la Secretaría de la AG, «A Study of Church Governance and Unity», las respuestas no se hicieron esperar. En ese contexto diversos académicos como George Knight han dado sus apreciaciones contra la jerarquización y centralización que pretenden algunos en la AG imponer al adventismo.
La iglesia está fundada sobre Cristo, no sobre la organización
Cuando Jesús le preguntó a sus discípulos: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» (Mt 16:15). La pregunta tenía como objetivo inducir a la reflexión y a una respuesta concreta, dando paso a la confesión del que cree: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mt 16:16). Cuando una persona formula esta confesión, pasa a ser un creyente, porque reconoce que el núcleo de la salvación es el Cristo, el medio que une a Dios con el mundo, y por quien los pecados son perdonados. A partir de esta confesión, el creyente forma parte en la comunidad de creyentes que confiesan a Jesucristo como el Señor y Salvador.
Esa comunidad llamada la iglesia (ekklesia) tiene a Cristo como su fundamento, la roca (Mt 16:18; cf. 1 Co 3:10; cf. Efe 2:20). Para los católicos la roca es Pedro (obispo) y por consiguiente se edifica mediante la sucesión apostólica; y para algunos adventistas la organización es la nueva «piedrita» donde se quieren sostener para doblegar a la iglesia. Intentan distorsionar la autoridad eclesiástica, lo que precisamente llevó a Ellen White a protestar contra tales acciones organizacionales, que nada tienen que ver con la defensa de la fe, sino con la imposición de tradiciones.
Cristo es la única cabeza de la iglesia y los seres humanos miembros de la iglesia (hombres y mujeres), forman colectivamente el cuerpo de Cristo (Ef 1:22-23; 5:23; Col 1:18; 2:19; cf. 1 Co 11:3; Col 2:10). De la misma manera, Ellen White enfatizó: «Déjese ver que Cristo, no el ministro, es la cabeza de la iglesia»,(2) porqué, «Cristo es la única cabeza de la iglesia. Él solo tiene el derecho de exigir al hombre una obediencia ilimitada a sus requerimientos».(3) Ningún humano u organización pueden ser la Cabeza de la iglesia, porque Cristo no transfirió esta prerrogativa (ni a Pedro, Wilson, ni a nadie), Él es el único esposo de la iglesia y esta solo se somete a su esposo, mediante la unión mística (Ef 5:32).
La iglesia triunfará, porqué Jesucristo el Viviente es quien sostiene y conduce a su cuerpo. El triunfo no está garantizado por el poder de la organización o el autoritarismo. Sino por el servicio, «así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20:28).
Primero la iglesia, después la organización
Mark Finley dijo en su devocional: «Vivimos en un momento de cinismo… La gente desconfía de las organizaciones». ¿Es un problema de ahora? Para Finley el problema está en que «la extrema derecha y la extrema izquierda tienen una cosa en común: están unidos al criticar a la iglesia». No sé en qué lado se ubica por ejemplo Ellen White, cuando viendo la burocracia y la manipulación, dijo:
«…el pueblo ha perdido su confianza en quienes tienen la administración de la obra. Sin embargo, escuchamos que la voz de la Asociación General es la voz de Dios. Cada vez que oigo esto, me parece casi una blasfemia. La voz de la Asociación debería ser la voz de Dios, pero no lo es».(4)
¿Dónde está el problema? Imponer la culpa a los otros que están abajo y victimizarse como organización, cuando se escucharon amenazas como la «opción nuclear», por parte de Ted Wilson, contra las Uniones y regiones que no se dobleguen a una práctica no doctrinal y sostenida en la mera tradición, responde a Finley por qué la perdida de la confianza. Ellen White le tocó hacer frente en su época a la burocracia organizacional que creía estar por encima de la iglesia. Mientras estos administradores como el despótico presidente G.I. Butler, querían doblegar a la iglesia mediante «votos» contra la justificación por la fe, White los desafió. También ella, en asuntos sociales, como fue su lucha contra el racismo de los dirigentes de la AG contra los recién liberados negros, y el abandono de la obra en el Sur; dejan ver que lo primero es la iglesia.
La iglesia fue antes que la organización, y esta se creó para servir: «La Iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo».(5) Nunca la organización se estableció para que se enseñoreara de la iglesia y crea que, «…es su privilegio controlar las conciencias de sus semejantes de acuerdo con sus propias ideas pervertidas. Ellos despiden al Espíritu Santo de sus juntas, y entonces, bajo el poder y en nombre de la Asociación General, inventan reglamentos por medio de los cuales obligan a los hombres a ser gobernados por sus propias ideas y no por el Espíritu Santo».(6)
La iglesia no es infalible
Mark Finley sostuvo en su presentación que «comprometerse con la iglesia no significa no ver sus errores», continuó diciendo: «La iglesia no es perfecta; no hay duda de que, en muchas áreas, podríamos andar mucho, mucho, mucho mejor». Sin embargo, el orador cargo contra los que paradójicamente ven «sus errores» y advierten como pueden mejorar esas áreas: «Pero si alguien escribe un libre detallando todos los defectos de su esposa, ¿se pondría a leerlo sin estar listo para defenderla? La iglesia es la esposa de Cristo».
La iglesia tal como dice Finley no es perfecta, dado que Cristo es quien se entregó por la iglesia y la perfecciona (en presente activo) constantemente (Ef 5:27-28). Los miembros que formamos a la iglesia (ekklesia), somos humanos imperfectos, nuestras nobles acciones pueden ayudar a la edificación de la comunidad, como también a su destrucción mediante acciones autoritarias, déspotas y jerárquicas; que intenten doblegar la conciencia por encima de las Escrituras. Por otro lado, he leído diversos trabajos académicos presentados por fieles miembros de la iglesia, tanto administradores de la Asociación General, teólogos, prestigiosas universidades y miembros que advierten sobre el mal camino que está tomando Ted Wilson y algunos en la AG, al querer jerarquizar y centralizar la autoridad. En otras palabras, se está advirtiendo al adventismo el riesgo que corre al distorsionar la autoridad eclesiástica.
Al observar la declaración de Mark Finley contra aquellos que «escriben un libro detallando todos los defectos» de la iglesia, me pregunto sí esta consiente del disparate que está diciendo. Cuando uno lee los escritos de los profetas como Isaías, Jeremías, Ezequiel o los profetas menores; encuentras que Dios está describiendo meticulosos detalles los pecados de Israel (la iglesia [ekklesia] del AT, llamada «Qahal YHWH»). También, al leer el Apocalipsis encuentras que Cristo se dirige a siete iglesias, y las describe con detalles; a unas las elogias y a otras las reprende. Entre estas aparece Laodicea, la iglesia con trastorno bipolar, se comporta como si fuera rica, pero su realidad es deplorable:
«Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. Dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada’; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú. Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista» (Ap 3:15-18).
Mark Finley también ha de tener un problema con Ellen White, porque ella escribió una voluminosa cantidad de manuscritos «detallando todos los defectos» de la iglesia, y advirtiendo de la distorsión de la autoridad eclesiástica. Me pregunto, ¿cree Mark Finley qué los libros bíblicos «detallando todos los defectos» de la iglesia deben ser suprimidos o silenciados? Como se está intentando hacer con eruditos como George Knight.
Conclusión
El resto del devocional dado por Mark Finley esta en armonía, ninguno de los que él llama críticos, es un miembro desleal de la iglesia. Al contrario, aman a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y desean al igual que Finley ver a sus miembros edificados sobre Cristo, piedras pulidas por él. Estos mal llamados críticos han contribuido significativamente al adventismo, y desean ser transformados por el Cristo Viviente.
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1. Este documento se basa en «Church Survival is Guaranteed Because of God’s Grace, Says Mark Finley», Adventist Review, 11 de abril del 2018.
2. Ellen White, «The Most Effective Agent for God», Signs of the Times, 27 de enero de 1890.
3. Ellen White, Manuscript Releases [Nos. 1501-1598] (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 1993), 21:247; véase ídem, CS, 49; ídem, El deseado de todas las gentes (Mountain View, CA: Pacific Press, 1955), 755.
4. Ellen White, «Regarding the Southern Work», Manuscrito 37, abril de 1901.
5. Ellen White, Los hechos de los apóstoles (Mountain View, CA: Pacific Press, 1957), 9.
6. Ellen White, LC, 71.
Daniel A. Mora ha sido co-editor de los libros Apartadas para el ministerio: Una perspectiva adventista sobre la ordenación (Lima: Ediciones Fortaleza, 2015) y Elena G. de White: Manteniendo viva la visión (Venezuela: Ediciones SETAVEN, 2015). Autor del capítulo «Mujeres pastoras del siglo XIX en la Iglesia Adventista del Séptimo Día».