¿Cómo surgió la fecha del 22 de octubre?
La historia se ha contado tantas veces en los círculos adventistas de todo el mundo que a veces parece casi un sacrilegio volver a relatarla: el 22 de octubre de 1844, miles de fieles creyentes, principalmente en los estados de Nueva Inglaterra, se reunieron con la esperanza de que los cielos abrirían y el propio Señor Jesucristo descendiera.
El texto sobre la purificación del Santuario (Daniel 8:14) llegaría a entenderse más tarde, a la luz del simbolismo del día de la expiación, como algo que se hacía en el Santuario celestial -Cristo llevando a cabo su ministerio sacerdotal.
Lo que ocurrió en la dicotomía entre la teoría inicial y su explicación posterior se conoce todavía hoy como el Gran Chasco.
Aunque se trata de una historia fundacional muy contada, merece una revisión honesta. La mayoría de nosotros estamos bastantes familiarizados con la profecía de los 2.300 días de Daniel 8:14 y su terminación en 1844. Sin embargo, cuando el movimiento comenzó nadie discutía la fecha del 22 de octubre. Entonces, ¿por qué el Gran Chasco ocurrió en ese día en particular?
Su desarrollo y revisión después del chasco son casi tan notables como el propio chasco.
Samuel Snow
Cualquiera que haya leído la historia del movimiento millerita sabrá que se habían propuesto varias fechas o rangos de fechas para el regreso de Jesús. Originalmente, Miller predicó que el fin del mundo ocurriría en algún momento entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844[1]. Cuando el plazo original pasó, volvieron a calcular para el 18-19 de abril de 1844, que también pasó sin ninguna novedad.[2]
Los milleritas se basaron en gran medida en una interpretación de las diez vírgenes de Mateo 25 para decir que estaban en “tiempo de espera”, excusando así las sus predicciones fallidas como si Dios estuviera retrasando su venida. Es en este punto de la historia que un predicador llamado Samuel Snow, en una reunión de campamento millerita en Exeter, New Hampshire, en agosto de 1844, presentó a los miembros la fecha del 22 de octubre.
Es posible que haya oído que se eligió el 22 de octubre porque era el Día de la Expiación en 1844, el día más sagrado según el calendario judío. Quizá le sorprenda saber, entonces, que el Yom Kippur cayó el 22 y 23 de septiembre de ese año.[3] Esta discrepancia en la historia causa una comprensible preocupación a algunos creyentes,[4] y plantea la cuestión de cómo llegó Snow a la fecha del 22 de octubre.
La metodología que utilizó Snow para calcular su predicción es, cuando menos, compleja. En su momento sólo se informó de que,
El Hermano Snow se refirió con gran energía a la hora, y mostró mucha investigación en su presentación de la evidencia que, en su opinión, apunta al décimo día del séptimo mes del año sagrado judío, como el día del Advenimiento del Señor.
Ironicamente, este informe iba seguido de una advertencia: “Deberíamos dudar antes de sentirnos autorizados a tratar de ‘dar a conocer’ el propio día….”[5].
La propia publicación de Snow de esta idea termina con la predicción del regreso de Cristo en “el décimo día del séptimo mes del año del jubileo: y ese es el presente año, 1844”.[6]
El calendario caraíta
La clave aquí es que la predicción de Snow dependía de cómo se determinara el comienzo del año del calendario judío en 1844. El punto controvertido en la cronología de Snow es su uso del calendario judío caraíta.
Los caraítas eran una secta de judíos que creían que toda la instrucción divina estaba registrada en la Torá, sin la explicación adicional del Midrash o el Talmud, como prescribía el judaísmo rabínico. Snow y sus partidarios decían que los caraítas determinaban su calendario de acuerdo con la estricta ley mosaica, y determinaban el año nuevo por la luna nueva más cercana a la cosecha de cebada en Palestina, lo que significaría que su calendario comenzaba el 19 de abril de 1844.[7]
Hay pruebas de que los propios caraítas ya habían dejado de utilizar su calendario tradicional en esta época, y pueden haber empezado a celebrar las fiestas de acuerdo con el calendario rabínico. No obstante, Snow se basó en el calendario obsoleto para generar el 22 de octubre como el moderno “décimo día del séptimo mes”.
En definitiva, sea cual sea la razón por la que Snow determinó la fecha del 22 de octubre, ésta llegó y se fue, dejando a miles de personas con la esperanza rota.
La visión en el campo de maíz
Lo que acabaría convirtiéndose en el adventismo del séptimo día nació tras el Gran Chasco. Aunque el adventismo ha crecido mucho más de lo que parecía originalmente a finales del siglo XIX, todavía hay una cosa importante que nos une al 22 de octubre: una “visión” que Hiram Edson tuvo en un maizal el 23 de octubre de 1844.
La explicación de Hiram Edson tenía una premisa simple pero revolucionaria para milleritas desanimados y chasqueados: había un Santuario en el Cielo y, en lugar de regresar a la tierra por nosotros, Cristo sólo había cambiado su ubicación en el Santuario Celestial. En palabras del propio Edson,
El cielo se abrió ante mis ojos, vi clara y distintamente que en lugar de que nuestro Sumo Sacerdote saliera del Lugar Santísimo del Santuario Celestial para venir a esta tierra el décimo día del séptimo mes, al final de los 2300 días, él entraba por primera vez ese día, en el segundo departamento de ese Santuario; y que tenía una obra que realizar en el Lugar Santísimo antes de venir a esta tierra.[8]
En esa declaración, Edson vinculó “el décimo día del séptimo mes” con el ministerio de Cristo en el Santuario Celestial. Todas las discusiones posteriores entre los adventistas sobre lo que ocurrió en 1844 han sido moldeadas por esa visión en el campo de maíz.
El 22 de octubre en la actualidad
El significado actual del 22 de octubre difiere según con quién se hable en la iglesia. Sin duda, el mes de octubre es el Mes de la Historia Adventista debido al Gran Chasco. Algunos pueden incluso pensar que el 22 de octubre es una especie de cuasi-festividad exclusiva del adventismo, que conmemora un acontecimiento fundacional de nuestra historia.
Sin embargo, ninguna parte de esta historia de los inicios del adventismo está a salvo del escrutinio y muchos de sus componentes han causado un constante debate. El método por el que Snow y sus simpatizantes llegaron al 22 de octubre sería considerado hoy en día una masacre exegética, incluso para los eruditos adventistas tradicionales, lo que puede explicar por qué no ha habido ningún esfuerzo académico sólido en el adventismo para revivir la metodología predictiva de Snow. Las parábolas son verdades prescriptivas, más que descriptivas, y se consideraría ilógico utilizarlas de la manera en que lo hizo el movimiento del séptimo mes.
Además, Snow utilizó la desacreditada cronología de Ussher, una famosa línea de tiempo de la historia de la Tierra que calculaba las cronologías bíblicas hasta un nivel de especificidad para el que nunca fueron concebidas. El arzobispo James Ussher sumó los números del Antiguo Testamento y declaró que el primer día de la creación cayó a “la entrada de la noche que precede al 23 de octubre… el año antes de Cristo 4004″, es decir, alrededor de las 6 de la tarde del 22 de octubre de 4004 a.C., ¡el 23 de octubre! Qué tan ideal le pareció a Samuel Snow que este mundo actual terminara el 22 de octubre y el nuevo mundo comenzara el 23, tal como ocurrió originalmente![9]
Algunos dentro del adventismo han tratado de defender la validez del calendario caraíta en el que se basaban los milleritas para elegir el 22 de octubre en lugar del 23 de septiembre.[10] Desgraciadamente para ellos, no hay pruebas sólidas de que ninguna parte de la comunidad judía observara el Yom Kippur el 22 de octubre de ese año.
No obstante, la crítica más común al 22 de octubre es ninguna: su significado esta menguando a lo largo de los años para la mayoría de los adventistas. Una Lección de Escuela Sabática de hace unos años discutió en detalle el año 1844, sin defender el 22 de octubre en absoluto.
¿Por qué seguimos defendiendo esa idea?
Una defensa del 22 de octubre probablemente no sería necesaria si no fuera porque Hiram Edson afirmó que Cristo paso del Lugar Santo al Santísimo en el Santuario Celestial ese mismo día. La experiencia de Edson ha sido objeto de escrutinio a lo largo de los años.[11] La procedencia de su relato escrito es discutible: se escribió aproximadamente cinco décadas después de que sucediera.
Con todo, a pesar de la famosa historia del campo de maíz, la visión de Edson no fue un elemento tan decisivo para el desarrollo de la doctrina como algunos podrían creer.[12] El punto de apoyo más fuerte para el 22 de octubre es que la hermana White afirmó que Dios estaba en la predicación del movimiento del séptimo mes. Pero, aunque ella tenía claro que Dios impulsó el movimiento, no hay ninguna cita que diga que Dios proporcionó la fecha precisa de octubre.
Es importante recordar que, aunque el movimiento millerita fue extraordinariamente efectivo, se equivocó. Tal vez nunca sepamos por qué Dios permitió que miles de creyentes sufrieran una desilusión tan aplastante para sus almas. Además, cualquier esfuerzo por idear una razón bíblica para cimentar el 22 de octubre de 1844 como el día definitivo en que Cristo se movió en el Santuario Celestial, tendría dificultades para encontrar un apoyo claro en las Escrituras.
Hay una perdida de interés
Con cada generación siguiente de adventistas disminuye la preocupación por esta parte de nuestra historia. La falta de referencia al 22 de octubre puede deberse simplemente a que 1844 es una expresión tan común de lo que ocurrió, que parece innecesario resucitar los cuestionables detalles.
Pero, de hecho, simplemente no está tan claro como nos gustaría. Si Cristo paso del Lugar Santo al Santísimo en el Santuario Celestial el 22 de octubre, el 23 de septiembre o en algún otro momento entre 1843-1844 no es relevante. Por favor, recuerde que el cálculo de los 2.300 días se mantuvo por sus propios méritos incluso antes de que Snow introdujera el 22 de octubre. El mismo Miller escribió,
Nunca he fijado ningún mes, día u hora… No soy un profeta. No he sido enviado a profetizar, sino a leer, creer y publicar lo que Dios ha inspirado a los antiguos profetas para que nos trasmitan, en las profecías del Antiguo y del Nuevo Testamento.[13]
La profecía de los 2.300 días todavía termina alrededor de 1843-44 según los cálculos adventistas. En cuanto a lo que ocurre en el Santuario Celestial (Jesús como nuestro intercesor), tiene apoyo bíblico para sostenerse por sí mismo. Tanto los escépticos como los creyentes que sienten que su fe depende de la exactitud irrefutable de la fecha del 22 de octubre, probablemente también discutirían sobre si Cristo limpió a dos o a un endemoniado (Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-21; Lucas 8:26-40), es decir, de nuevo, la fecha precisa no es relevante.
Cualquiera que sea su opinión sobre el 22 de octubre, ya sea el día en que Cristo entró en el Santuario Celestial o el día en que miles de personas fueron engañadas en un movimiento del día del juicio final, sigue siendo una parte de la historia que dio forma a lo que somos, y no deberíamos olvidarlo.
[1] Sketches of the Christian Life and Public Labors of William Miller, by James White, 1875, 182.
[2] William Miller and the Rise of Adventism, by George Knight, 2010, 138.
[3] JEWISH CALENDAR FOR ONE HUNDRED YEARS: 5585 (1824)–5684 (1924).
[4] https://ellenwhite.org/correspondence/183748
[5] Advent Herald, Aug. 21, 1844, p. 20.
[6] The True Midnight Cry, Vol. 1, No. 1 (August 22, 1844).
[7] Signs of the Times, June 21, 1843, pg. 123.17
[8] Description of Hiram Edson’s Experience in the Cornfield on October 23, 1844, p. 9, see https://adventistdigitallibrary.org/islandora/object/adl:422411
[9] The True Midnight Cry, Vol. 1, No. 1 (August 22, 1844).
[10] http://www.pickle-publishing.com/papers/karaite-reckoning-1844.htm
[11] Fernand Fisel, “Edson’s Cornfield ‘Vision:’ Frisson or Fiction?” Adventist Currents, July 1983, 25-27.
[12] “Headline or a Footnote: Revisiting Hiram Edson’s Cornfield Vision,” see https://digitalcommons.andrews.edu/sss/2020/Papers/1/
[13] Sketches of the Christian Life and Public Labors of William Miller, by James White, 1875, 182.
Daniel Golovenko es pastor en la Asociación de Allegheny West de Ohio.