“No elegí ser hijo de pastor”: La desesperada situación de una familia pastoral en México
La siguiente es una historia real, que recibió el equipo de Adventist Today Latinoamérica por parte de un grupo de pastores. Un relato que se entrelaza entre la lucha familiar y las limitaciones impuestas por la organización adventista, de la cual depende esta familia pastoral.
“No elegí serlo, soy hijo de Pastor, pero a diferencia de la mayoría, soy una persona con discapacidad. La iglesia se acuerda que existo, cuando necesitan que participe en el sábado de énfasis para las personas con discapacidad. Fuera de ese día, no se me da voz o se toma en cuenta la gran necesidad que conlleva mi cuidado por parte de mis padres. Mi papá es un pastor de iglesia local, quien lucha por cuidar de su familia y a la vez de las ovejas que le han sido confiadas a su cargo. Pero la estructura de la organización, cada vez más pesada, termina tomando decisiones que favorecen a un pequeño grupo de administrativos. Esos que hace todo para perpetuarse en esos altos cargos.
Mis padres no conocen mi voz, dependo de ellos totalmente, me bañan, me dan de comer, debo tomar medicamentos para no tener convulsiones, necesito estar en una escuela de educación especial y tomar terapia física para recuperar mi movilidad que perdí al verme forzado a dejar mis terapias, atención médica, educativa y de rehabilitación que estaba a mi alcance y era accesible en precio cuando vivía en Monterrey, Nuevo León, México, lugar dónde mi papá inició su carrera ministerial después de haber ejercido como abogado en su natal Mochis, Sinaloa, y allí fue motivado por líderes locales y de la Asociación para dedicarse al ministerio pastoral.
Mi papá, el Pastor Alfredo, después de varios años de servicio en Monterrey, cambió todo abruptamente para él, debido a la decisión unilateral de la Administración de la Asociación Regiomontana y la Unión Mexicana del Norte, quienes, sin tomar en cuenta a la Junta Administrativa de la misma Asociación y Unión, llamaron a mi padre a la oficina del presidente para notificarle de un cambio a otra Asociación y obligarlo ha aceptar o sería despedido.
Aunque mi vida no ha sido fácil, ni para mis padres ni para mi, tampoco para mi hermano, todo marchaba hasta cierto punto normal, asistía a mi escuela alcanzando pequeños logros mientras mis padres se concentraban en atender las Iglesias a su cargo. Yo notaba el aprecio de la Iglesia a mi familia ya que mis padres son personas muy dedicadas a la visitación, estudios bíblicos y en apoyar en todo momento a los miembros de las iglesias cuando tienen dificultades, que en la sesión cuadrianual de constituyentes, mi papá fue nombrado miembro de la Junta Directiva de la Asociación, posición que tomó con gran responsabilidad y honor, pero de pronto, lo que en un principio se vio como bendición se tornó en muchas complicaciones para mi papá y para la familia ya que la administración de la Asociación Regiomontana empezó ha acosar laboralmente a mi papá, pero no solo eso, también a renegar de mis tratamientos, algunos medicamentos que son de gran ayuda para controlar mis convulsiones y evitar complicaciones que puedan poner en peligro mi vida.
A raíz de ese acoso vi llorar y sufrir a mi familia pues han cuestionado y puesto en duda el llamado pastoral de mi padre, ya que a pesar de que mi papá ha sido pastor por 13 años, no ha sido ordenado, pero si ha sido amenazado con ser despedido. De hecho, un día fue llamado por César Turrubiates, Daniel Álvarez y César Valenzuela para forzarlo ha aceptar una asignación a la Misión Noroccidental, con la amenaza que, sino aceptaba, sería corrido.
Mi papá no tuvo otra opción, y con dolor en su corazón, dejó en casa de unos amigos a mi hermano Antonio para que continuará sus estudios universitarios en Monterrey y nos mudáramos a la Ciudad de Durango, capital del estado del mismo nombre. Por mi parte, me quedé sin escuela de educación especial y sin mis terapias físicas que me ayudaban a poder caminar. Acostumbrarme a una nueva dinámica no fue fácil, vi como mis padres hacían hasta lo imposible para atender a la Iglesia y a mí, las limitaciones financieras crecían, llegó la pandemia y las amenazas de despido del Pastor Rafael Torres, presidente de la Asociación Noroccidental en ese entonces y el acoso del Pastor Abel López, Director de Ministerios Personales, llegaron también.
Fueron tiempos de mucha incertidumbre y de dolor, sin embargo, mis papás se mantenían firmes en el servicio a la Iglesia y poco a poco empezaron a ver los frutos de su dedicación y de su trabajo, pero cuando parecía que llegaría la calma, nuevamente bajo amenazas de despido y condicionado a cumplir ciertos objetivos en determinado tiempo, nos asignaron a otro distrito en una zona rural del estado de Zacatecas, en el inter de esos cambios mi papá conversó en diferentes momento con el Pastor Luis Arturo King, Presidente la UMN, así como con el Pastor Osvaldo Arrieta, Secretario de la misma Unión y con el Ptr. Adán Dick, Secretario Ministerial, todos ellos conocen nuestra situación. Todos estos cambios y nuevas asignaciones se vivieron con mucha tensión familiar pero gracias a la entrega y al servicio de mis padres a favor de la Iglesia rindió frutos y el amor de los miembros de Iglesia lo sentimos en gran manera. Mientras los administradores de la Asociación y de la Unión siguen acosándonos y colocando sobre nosotros presiones innecesarias.
Sé que mis padres viven en zozobra, con la esperanza de que lleguen tiempos mejores. No puedo entender como es posible que los líderes que deben cuidarnos, abusen de nosotros”.
Este relato es real. Sin embargo, es un aporte de varios pastores que han sido compañeros de estudios y de trabajo ministerial del pastor Alfredo Márquez. Ellos conocen de primera mano el trato acosador que Márquez ha sufrido por parte de administradores de dos asociaciones en sus 13 años de servicio a la Iglesia.
Alfredito, su hijo mayor, es autista y debido a la falta de atención profesional ha perdido movilidad y ahora está confinado a una silla de ruedas. Márquez y su esposa siguen sirviendo con mucho amor y dedicación a su Iglesia esperando que llegué su ordenación al Ministerio Pastoral y un ambiente laboral más amigable.
Actualmente el Pastor Noé Turrubiates, por asuntos de salud, fue llamado para ser el asociado de su propio cuñado, el Ptr Sedric Arenas quien es el Director de Ministerios Personales en la Unión Mexicana del Norte con sede en Montemorelos, NL, México.
Turrubiates, junto Alvarez, son grandes amigos de Luis Arturo King y gozan de su protección. Daniel Álvarez, actualmente es presidente de la Asociación Regiomontana y César Valenzuela continúa como Tesorero de la misma asociación, ambos, junto con Turrubiates, han sido señalados, por la hermandad y ancianos de la Asociación Regiomontana, de beneficiarse y utilizar su posición para favorecer a cercanos. Márquez sirve como pastor de un distrito en el estado de Zacatecas, México dónde, como en todos los distritos donde ha sido pastor, es apreciado en gran manera por los miembros de Iglesia.
En un sentido práctico, los ministros adventistas en México y la División Interamericana, no cuentan con una instancia laboral interna que los cuide de los abusos de administradores, que faltos de experiencia administrativa y ética cristiana abusan de los ministros de culto y sus familias. Y al no estar debidamente registrados como empleados no cuentan con seguridad social y están sujetos a ir a trabajar, incluso bajo presión, a cualquier ciudad, distrito o iglesia donde la Administración se le indique.
Quienes han coincidido, ya sea como compañero de estudios, en el ministerio o miembro de Iglesia y aún fuera de ella, con el Pastor Alfredo Márquez han encontrado en él un verdadero pastor y amigo, incluso puedes decirse: ¡cómo él, pocos! La historia de Márquez, es muy conocida entre el gremio pastoral que labora en la Unión Mexicana del Norte, pero poco conocida entre los miembros de Iglesia, ha resistido estoicamente todos los embates del enemigo, que usando a los hombres que deben de cuidar a los ministros, lo han señalado, marcado, perseguido, destituido de cargos de elección por el constituyente, y tratado injustamente solo porque Márquez se ha enfocado a ministrar bíblicamente a la grey del Señor. Y es qué, como es sabido, las estrategias empresariales utilizadas e impulsadas por las administraciones de la DIA, uniones, y asociaciones/misiones están enfocadas en los números y hacen a un lado la obra del Espíritu Santo y la responsabilidad de cuidar la grey del Señor. Y es que si algo hay que resaltar de Márquez y su familia es que tienen una cercanía muy especial con los miembros de las Iglesias que han pastoreado.
Daniel A. Mora, es editor para AToday Latinoamerica.