Los placeres del sexo
Independientemente de que sean cristianos o no, muchas personas cargan con grandes prejuicios o ideas negativas sobre el sexo, sus peligros, los riesgos y la pecaminosidad, junto con sentimientos de culpa y temores de condenación sobre sus pensamientos y acciones.
Es cierto que puede abusarse del sexo. Pero, también de la comida, la bebida, el ejercicio y la religión.
Así que, ¿Por qué no echamos una mirada fresca y positiva al sexo? Veamos diez verdades sobre el sexo que nos dejan claro que forma parte del plan de Dios para nosotros y que no hay nada de lo que debamos avergonzarnos o evitar.
Dios creó el sexo
El sexo ocupa un lugar central en el relato de la creación del Génesis. Varón y hembra los creó. Fructificad y multiplicaos. ¡Y fue muy bueno!
¡Cómo podemos atrevernos a estropear la maravillosa obra maestra de la creación de Dios! En lugar de ser culpables de esta ofensa contra Dios, deberíamos darle gracias y alabarle, en sermones, canciones y oraciones, así como también debajo de las sábanas.
El sexo nos hace co-creadores
Con el sexo, Dios nos ha concedido el privilegio divino de participar en el acto de la creación. En el alucinante proceso místico del coito, dos células se unen en una, fusionándose en la simiente de un nuevo ser humano. Este milagroso proceso de iniciar una nueva vida, que culmina con el nacimiento de un bebé que es creado no sólo a imagen colectiva de los padres, sino a imagen de Dios, trasciende cualquier logro tecnológico de la humanidad. Tenemos el privilegio divino de ser co-creadores con Dios.
El sexo nos hace responsables
La concepción, el nacimiento y la formación de un hijo inician una responsabilidad desafiante pero gratificante. Nuestra mayor responsabilidad en estos tiempos centrados en el medio ambiente es asegurarnos de que criamos a nuestros hijos con amor y consideración para que sigan el mandato del Creador de cuidar de toda Su creación. Nutrimos, abrazamos, damos mimos, alimentamos y cuidamos, y proporcionamos un entorno de crecimiento y desafíos que, en última instancia, permite a nuestro hijo convertirse en un adulto responsable y cariñoso, capaz de repetir el don creativo de la paternidad.
El sexo nos hace felices
Dios nos dio el sexo no sólo para procrear. Lo hizo placentero para que nos levantara el ánimo, redujera el estrés, nos diera alegría en tiempos de oscuridad y llenara el cuerpo y la mente de un fantástico resplandor que se extendiera a la vida diaria, placentera y satisfactoria.
El sexo activa la farmacia incorporada del cuerpo para producir sustancias químicas que nos alegran, nos curan y no requieren receta médica, nos levantan el ánimo y nos llenan la vida. Y el sexo tiene un poder mágico para borrar las pequeñas irritaciones de nuestra relación.
El sexo es saludable
La salud mental positiva que crea el sexo es sinérgica con nuestro bienestar físico. El sexo no sólo es un ejercicio cardiovascular saludable, sino que mejora el sueño y el descanso, limpia nuestro cuerpo de las toxinas del estrés y la fatiga, y crea alegría de vivir, llenándonos de energía y creatividad.
Y como muchos han descubierto, estar en buena forma física es sinónimo de una buena experiencia sexual.
El sexo nos une
El sexo gratificante se basa en escucharse mutuamente, explorar los placeres del otro y respetar con cariño los límites mutuos. Encarna la tentadora alegría de “jugar juntos”, haciendo cosquillas, provocando, acariciando y cuidando. El sexo no busca lo suyo, es paciente, generoso y, en ocasiones, maravillosamente explosivo. Otras veces es tranquilizador, reconfortante y calmante. La danza mágica de los preliminares y el sexo es hermosa, acompañada de una música dulce que realza todos los aspectos de la vida.
El deseo sexual es bueno
Al igual que la anticipación de una buena comida hace que se nos haga agua la boca, el deseo sexual crea expectativas positivas y mejora la calidad de la unión. La palabra “lujuria” conlleva tanta carga negativa que debería prohibirse. En su lugar, celebremos el deseo sexual como un motor dado por Dios, no solo para procrear, sino para experimentar una unión profunda que fortalezca nuestras relaciones e impregne cada momento de unión.
“El Cantar de los Cantares” es erótico
Vuelve a leer el libro. Olvida las alegorías espirituales que a menudo se utilizan para encubrir sus pasajes eróticos. Celebre los deseos desenfrenados de dos personas o de una con otra, las bellas descripciones de los cuerpos, las cumbres poéticas del hacer el amor y los anhelos literarios que conducen al paraíso erótico. Disfrute leyendo esos versos para su pareja, elogiando a su ser especial por su hermoso cuerpo, sus ojos encantadores, su sonrisa seductora y sus caricias estimulantes. Todo está en las palabras de la Biblia, dadas por Dios para que las disfrutemos.
Los libros de las Crónicas celebran el sexo
Detrás de las genealogías aparentemente interminables de nombres extraños que engendraron a quién, está el sexo. El sexo creó a sus hijos. El sexo es el pegamento que une a los padres, que construye y mantiene familias fuertes y sanas que se valoran y respetan mutuamente a través de múltiples generaciones. Esta hermosa unión, cimentada por el sexo amoroso, se extiende de los padres a las familias y a la sociedad en general. Las tradiciones, los valores y el patrimonio de la familia son los hilos que tejen la trama de la sociedad.
El sexo no es sólo cuestión de orgasmos
El sexo no es una montaña que hay que escalar, sino un viaje estimulante en el que exploramos diferentes paisajes y disfrutamos de experiencias impresionantes. Los mimos, las caricias y los cuidados forman parte de ese viaje, con o sin orgasmos. Nuestras relaciones no se salvan por un sexo fantástico, sino que el sexo fantástico es el resultado de unas relaciones amorosas. El viaje de amar en el placer mutuo nos lleva a lugares magníficos en una fuerte experiencia física, emocional y profundamente espiritual.
El sexo fue creado por Dios para nosotros. Agradece las alegrías del sexo, sus efectos positivos en la salud, las relaciones y los profundos valores espirituales y emocionales.
Carsten Thomsen es un ingeniero jubilado y miembro activo en la iglesia de Nærum (Dinamarca).