La distorsión patriarcal bajo la óptica masculina
Algunas iglesias evangélicas de Estados Unidos imparten una asignatura que llaman “feminidad bíblica”: se trata de cómo (creen ellos) deben comportarse las mujeres a la luz de la Biblia. Consideran que el mundo patriarcal en el que las mujeres estaban sometidas a los hombres era la voluntad original de Dios.
El modelo sigue siendo válido hoy en día, dicen; utilizan la palabra “complementario” porque como los hombres dirigen y las mujeres siguen, son “complementarios” en sus funciones.
La sumisión de la mujer al hombre es aplicada no sólo al matrimonio sino también a la iglesia, donde en algunas congregaciones no se permite a las mujeres tener autoridad sobre los hombres o enseñar a varones mayores de 14 años. Algunas iglesias han hecho de esto una prueba de fe y verdadero cristianismo.
En su libro The Making of Biblical Womanhood: How the Subjugation of Women Became Gospel Truth, la profesora universitaria Beth Allison Barr, esposa de un pastor bautista, rastrea cómo la subyugación de la mujer se convirtió en ” una verdad” bíblica. Su conclusión es que lo que las iglesias enseñan sobre la feminidad bíblica no es bíblico en absoluto.
No siempre fue así. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que fue cofundada por una mujer, muchas mujeres predicaron el evangelio como evangelistas y llevaron a la gente a la fe y al compromiso con Cristo. Dios sigue llamando a mujeres a su servicio. Elena de White escribió en 1901
Es el acompañamiento del Espíritu Santo de Dios el que prepara a los obreros, tanto hombres como mujeres, para ser pastores del rebaño de Dios (Testimonios para la iglesia 6:322, versión en inglés).
¿Puede la iglesia restringir a quién puede comisionar el Espíritu Santo? Algunos hombres, al parecer, piensan que sí, y están dispuestos a distorsionar las Escrituras para mantenerlo así.
La distorsión de ezer
En el relato de la creación leemos que Dios creó a los seres masculinos y femeninos como “adanes”, es decir, seres humanos (cf. Génesis 5:1-2). La palabra “adam” (en hebreo אָדָם ādām) significa simplemente “persona” en contraposición a los animales y otros seres vivos.
Así creó Dios al ser humano a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla. Dominad a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. Génesis 1:27, 28 NVI.
El Dios trino, que creó al hombre a su imagen, no quiso que se quedara sin su contraparte. Por eso leemos,
El Señor Dios dijo: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Le haré una ayuda idónea’ (Génesis 2:18 NVI).
Algunas traducciones proporcionan una nota aquí diciendo que la palabra ezer, que se traduce como ayuda, se entiende más exactamente como “contraparte” o “equivalente”. La mujer debía ser una contraparte del hombre. Así que con Sus propias manos Dios formó a la mujer del costado de Adán para que ella encontrara su lugar igual junto a él.
Cuando leemos estos versículos, la traducción de la versión King James resuena en nuestros oídos: “Le haré una ayuda idónea para él”, signifique lo que signifique. En la traducción alemana, la palabra de Lutero “gehilfin” presenta al “ayudante” como alguien de menor valor que se supone que debe ayudar.
Ezer, sin embargo, se utiliza en otros lugares de la Biblia para referirse a la ayuda de Dios, un aliado que en realidad es superior al ayudado. La mujer es creada como compañera, y nada en este pasaje sugiere que no sean compañeros iguales que se sirven mutuamente por igual o que la mujer deba estar subordinada al hombre o que tengan “roles” diferentes.
Sarah Fischer en sus Gramática de Hebreo escribe,
Esta palabra, traducida como ayudante, no se refiere a preparar el almuerzo y remendarle las medias a un hombre. Esta palabra significa un aliado o rescatador, alguien que viene corriendo cuando la gente grita pidiendo ayuda. Un ezer lo deja todo para salvar a los necesitados… Un ezer es un héroe.
La distorsión de la autoridad
En el segundo relato de la creación del hombre, en Génesis 2, nos encontramos con la palabra traducida habitualmente como costilla-pero en realidad, la palabra significa “lado”. La mujer es creada del costado entero del hombre. Debían vivir uno al lado del otro y cumplir su misión. Dios les dio igual dominio sobre la creación para que cuidaran juntos de la creación como socios iguales (cf. Génesis 1:28-29).
No hay ninguna mención explícita o implícita de la autoridad o el liderazgo del hombre sobre la mujer, excepto como triste resultado de la caída. E incluso ahí, las afirmaciones de la Biblia se han traducido en su mayoría para apoyar las ideas patriarcales que los traductores, en su mayoría hombres, experimentaron en su cultura.
Cuando el hombre contempló a su compañera, dijo: “‘Ésta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; se llamará “mujer”, porque del hombre fue tomada'” (v. 23).
En hebreo, se trata de un juego de palabras: Ish = hombre, Ishah = mujer y muestra lo estrechamente relacionados que están. Dios creó a la mujer y al hombre para la reciprocidad, la igualdad, la co-responsabilidad, la intimidad, y para amar y glorificar a Dios juntos, como socios plenos e iguales.
En su libro Women in the Church [Las mujeres en la Iglesia], Samuele Bacchiocchi se pone del lado de los teólogos calvinistas complementarios, propagando la dependencia funcional y la subordinación de la mujer. Descarta otras interpretaciones por considerarlas obra de teólogas feministas, dando a entender así que carecen de valor.
La distorsión de la maldición
La traducción de la Biblia Vulgata de Génesis 3:16 ha influido en el pensamiento a lo largo de los siglos:
Dijo también a la mujer: ‘Multiplicaré tus sufrimientos y tus concepciones: con dolor darás a luz los hijos, y estarás bajo el poder del hombre, y él te dominará’.
Una vez más: ¡recuerda que el patriarcado fue resultado del pecado! En la caída, el hombre asumió el dominio sobre la mujer, y la Biblia describe esto como una consecuencia del pecado, no como una exigencia divina.
Muchos ven Génesis 3:16 como una maldición sobre la mujer. Pero en ninguna parte encontramos un pasaje bíblico en el que Dios maldiga a la mujer. Maldice a la serpiente y a la tierra, pero nunca a la mujer.
Bruce C.E. Fleming, en El libro del Edén, basado en la obra de su esposa, la Dra. Joy Fleming, rastrea las raíces del abuso de la mujer hasta las traducciones tendenciosas de este texto. Nos ofrece una traducción más correcta de Génesis 3:16, en la que Dios instruye a la mujer sobre lo que le ha sucedido, a ella y a ellos, ahora que son mortales y están caídos.
(Línea 1) Ciertamente multiplicaré tu penoso trabajo en el campo y tu concepción.
(Línea 2) Con esfuerzo engendrarás hijos
(Línea 3) Tu deseo [amoroso] [es] para tu marido
(Línea 4) Pero él [se enseñorea rebeldemente de sí mismo y] se enseñoreará de ti.
La perspectiva masculina
El mundo en el que siempre han vivido las mujeres es un mundo de hombres. Así que no es de extrañar que la Biblia se interprete a menudo a través del lente masculino. Los textos han sido secuestrados para decir que las mujeres son ciudadanas de segunda clase: después de todo, son las hijas de Eva, la alborotadora original. El resultado es un patriarcado que valora más a los hombres y sus logros que a las mujeres y sus logros. Los hombres dominan, y la opresión de las mujeres es el resultado de este sistema.
- Lo vemos en el trato injusto que reciben las mujeres en países donde se les niegan los derechos humanos.
- Lo sentimos cuando las mujeres son víctimas de abusos, ya sean físicos o psicológicos.
- Lo oímos en un lenguaje sexista que excluye a las mujeres.
- Se manifiesta cuando se ridiculiza a las mujeres, cuando los hombres son prepotentes y arrogantes.
Por supuesto, la caída cambió el estado ideal del ser humano. Las consecuencias del pecado se describen en la Biblia. Eva recibió su castigo, que fue el dolor en la maternidad. ¿Qué otras cosas podían hacer las mujeres? ¿Aceptarlo todo y tener hijos, comportarse y callarse?
Curiosamente, no insistimos en que todos los hombres deban ser agricultores, trabajando la tierra, a causa del pecado. Sin embargo, algunos siguen sosteniendo que el patriarcado fue instituido por Dios en el Génesis, en lugar de ser simplemente descrito. La humanidad ha luchado contra todas las consecuencias de la caída -enfermedad, trabajo, muerte e infelicidad- excepto, insisten algunos teólogos, la subyugación de la mujer al hombre, que debe permanecer para siempre.
Sin embargo, recordemos que el patriarcado, aunque descrito en estos primeros pasajes de la Biblia, no era el plan de Dios. Fue el resultado del pecado. La Biblia contiene la historia de la humanidad, pero también la historia de la redención. Dios es un padre amoroso que ama a sus hijos, tanto a sus hijas como a sus hijos.
¿Por qué mantener como teología sagrada un sistema que fue instituido por Satanás?
Nota del editor: El sustantivo ‘êzer, se traduce propiamente como “ayuda” en la dirección de “socorro”. En este sentido Dios se presenta como el ‘êzer de la humanidad: “Mi socorro [‘êzer] viene de Jehová” (Salmos 121:2 R60 cf. 33:20; 70:5). La ayuda aquí, no es concebida en los términos de servidumbre, sino de “socorro” o “auxilio”. Después de Dios, la mujer es quien “socorre” al hombre, y es propio decir que ella es la única dentro del concepto de humanidad que puede auxiliarlo. Pero, para que ella pueda ser ayuda, Dios la concibe como IGUAL al hombre. Así, el sustantivo kə·neḡ·dōw se traduce «delante, una contra parte», la mujer está frente a frente, a la misma altura que el varón. Esta expresión en todo el Antiguo Testamento denota rango e igualdad, sin importar la posición social o el contexto, todos los humanos son iguales (cf. 1 Reyes 20:27; 2 Reyes 1:13; Salmos 22:25).
Hannele Ottschofski escribe desde Hechingen, Alemania. Es autora de Tired of Waiting: Women in Church and Society [Cansadas de esperar: La mujer en la Iglesia y en la sociedad].