El “zarandeo” no es como te lo contaron
“En mi opinión, ahora mismo nos enfrentamos al zarandeo y el cribado en la Iglesia. Hay quienes se están alejando de una comprensión clara de quiénes somos y en qué creemos. -Ted Wilson, Sermón al Comité Ejecutivo de la Asociación General, 7 de octubre de 2023.
Ya he escrito antes sobre el tema que escribo aquí. Pero como pastor, no puedo dejarlo pasar.
Me atrevería a decir que el reavivamiento y la mala aplicación de esa única frase de Ellen White, “el zarandeo”, es lo más destructivo que ha surgido hasta ahora en nuestra iglesia. Me temo que está empujando a decenas de miles de personas a salir por la puerta de salida.
Usted puede decir que “el zarandeo” no es una idea nueva. Fue mencionada por Ellen White hace un siglo. Pero la forma en que se usa ahora es nueva. Ha pasado de ser una descripción a convertirse en una amenaza. Ya no suena como algo que Dios hará, sino como algo que los líderes de la iglesia están ansiosos por realizar.
A muchos de nosotros nos suena como si sacudir a la iglesia se hubiera convertido en un plan de acción: provocar una crisis para que se cumpla la profecía, de modo que el resto -los que son suficientemente puros- puedan obligar a Jesús a regresar y ellos puedan seguir adelante en el reino.
En mis años en esta iglesia, he visto individuos y familias expulsados de sus congregaciones por una variedad de faltas reales o imaginarias. Pero esta es la primera vez que he visto a altos dirigentes de la iglesia sugerir que los adventistas no son bienvenidos en su propia iglesia.
El zarandeo según Ellen White
Tal como demostró Matthew Korpman en un artículo publicado en el número de primavera de 2023 de Adventist Today, no es esto de lo que hablaba Ellen White cuando se refirió al zarandeo de la Iglesia.
A diferencia del argumento de los líderes actuales de que los que serán sacudidos son los rebeldes, los no comprometidos, los que no son suficientemente conservadores, Matthew muestra que Ellen White vio el zarandeo como algo más: como la sacudida de nuestro ego institucional y de nuestras enseñanzas que ya no se sostienen. Citaré aquí extensamente a Matthew Korpman, y les pido que sigan este enlace para leer el artículo completo.
En 1892 ella escribió: “Si los pilares de nuestra fe no resisten la prueba de la investigación, es hora de que lo aceptemos” (Gospel Workers, p.127). Utilizando la imagen de un violento terremoto que sacude los cimientos de la propia fe -no sólo a nivel individual, sino también institucional- ella escribió: “Si cada idea que hemos albergado en doctrinas es verdad, ¿no soportará la verdad ser investigada? ¿Se derrumbará y caerá si se la crítica? Si es así, que caiga, cuanto antes mejor. La actitud que quiere cerrar la puerta a la investigación de los puntos de verdad a la manera de Cristo no es el Espíritu de lo alto (Carta a W. H. Healey, 9 de diciembre de 1888).
[…]
Ella sugiere que esto puede suceder cuando se forma una mentalidad fundamentalista o individualista, que lleva a los “ministros… [a] sentir que tienen algunas maravillosas ideas avanzadas, y a menos que todos las reciban, serán zarandeados y un [nuevo] pueblo se levantará para ir hacia adelante y hacia arriba, a la victoria” (Carta a Edwin Jones, 19 de mayo de 1890). White señala que dentro de este riesgo potencial de idolatría del ego está la capacidad de hacer una idolatría no sólo de nosotros mismos, sino de nuestras propias creencias teológicas (Spirit of Prophecy, Vol. 4, p.399). Ella escribió: ” ¡Fuera ese egoísmo!” (Carta a Edwin Jones, 19 de mayo de 1890).
En esa misma carta que habla del zarandeo, ella advierte a Edwin Jones en 1890 que cualquiera que afirme que uno debe compartir todas las mismas ideas que otro, para ser parte de la iglesia, está de hecho trabajando bajo la influencia del Diablo. Advierte que no se debe hacer demasiado hincapié en el tiempo de angustia y en el próximo zarandeo del pueblo de Dios, y pide a los ministros que se limiten a resaltar las creencias sencillas sobre las que se está de acuerdo, que fomenten la unidad y que permitan a las personas respetar sus diferencias. Desaconseja la ortodoxia estricta e implora a los miembros de la iglesia que “no se vuelvan cerrados… [sino] permitan que su mente se expanda” (Review and Herald Extra, 29 de diciembre de 1889, p.3).
Jefes divisores
A partir de esta evidencia, la enseñanza de Ellen White es casi opuesta a lo que está siendo invocado por los líderes de la iglesia en este momento como “el zarandeo”. Bajo la influencia de la doctrina de la Teología de la Última Generación (la enseñanza de que toda la iglesia debe ser perfecta para que Jesús regrese) los líderes de nuestra iglesia ahora están pidiendo -incluso exigiendo- que el resto de nosotros que no estemos a la altura de su estándar nos vayamos.
De este modo, se han convertido en opositores del adventismo tradicional. Ellen White no atacó a los que dudaban, sino al ego institucional. En cambio, un grupo de ancianos inamovibles insisten en quedarse-en el caso del pastor Wilson, durante 15 años sin precedentes-mientras instan a que los demás saltemos por la borda.
Desearía que nuestros líderes que tan frecuentemente mencionan ” el zarandeo” siguieran el consejo que Ellen White le dio a Edwin Jones:
Este es su peligro. Ustedes tomarán citas de los Testimonios que hablan del zarandeo entre el pueblo de Dios, y hablarán de una salida de este pueblo, de un pueblo más puro y más santo que se levantará. Ahora bien, todo esto complace al enemigo. No debemos tomar innecesariamente un curso que haga diferencias o cree disensión…. Hablar de divisiones porque no todos tienen las mismas ideas que se presentan a su mente, no es la obra de Dios, sino del enemigo. Hablen de las verdades sencillas en las que puedan estar de acuerdo. Hablen de unidad; no se vuelvan cerrados y engreídos; dejen que su mente se expanda”.
Se buscan hombres valientes
Muchos de los principales trabajadores de la Asociación General son de edad avanzada, algunos ya han pasado la edad de jubilación. Seguramente algunos de ellos son conscientes del daño causado por la repetida invocación ” del zarandeo” como forma de deshacerse de las personas que no están de acuerdo con ellos.
Sin embargo, me pregunto: ¿hay líderes valientes en ese edificio? Profesionalmente, un número significativo de ellos tiene poco que perder. ¿Dónde están? Los que se levantarán y dirán al pastor Wilson: “Cuando usted sugiere que la gente sea expulsada de la iglesia porque no está de acuerdo con usted, está debilitando a nuestra iglesia. Está instando a que se vayan cristianos reflexivos y comprometidos, aquellos que serían valiosos para el tipo de iglesia que deberíamos ser: una iglesia que abre sus puertas a todos los que buscan a Jesús”.
La expulsión de los que no están de acuerdo con la Asociación General es la novedad más peligrosa de nuestra iglesia. Porque según Ellen White, el problema en nuestra iglesia no son los rebeldes y los librepensadores entre nosotros. El problema no es aquellos de nosotros que queremos una iglesia amplia y más tolerante.
El problema es el egoísmo en las altas esferas. El problema son las opiniones respaldadas por una autoridad obstinada. El problema son los hombres que dicen adherirse a la verdad, pero parecen más devotos a la institución que dirigen que a Jesucristo.
Estos líderes hicieron de la institución su ídolo, según las palabras de Ellen White y ahora nos piden a los demás que salgamos de la iglesia y los dejemos solos. ¿Debería sorprenderles que algunos lo hagan?
Comentario:
A menudo me preguntan por qué, cuando veo este espíritu en la Iglesia, sigo llamándome adventista del séptimo día.
La respuesta más sencilla es que ésta es la familia cristiana en la que nací, ¡y me niego a que me obliguen a dejarla! Si cedo a estas enseñanzas erróneas, reconozco que la Asociación General es en cierto sentido “la iglesia”, y que yo y los que son como yo no lo somos. Bíblicamente, espiritualmente, pastoralmente, eso no puede ser verdad.
Me niego a conceder esa autoridad a unos pocos. “Nadie”, me dijo una vez mi difunto amigo Fritz Guy, “puede decirme si soy o no soy adventista del séptimo día. Eso es entre Dios y yo”.
Loren Seibold es el Editor Ejecutivo Adventist Today.