¿Dignos herederos de la Reforma Protestante?
Cada 31 de octubre se recuerda el acto que marcó un antes y un después en el mundo cristiano. Martín Lutero, el teólogo y fraile católico, que intentó reformar su iglesia y terminó provocando un cisma que jamás se habría imaginado. No tenía intenciones de hacerle daño a su iglesia, y menos desestabilizar a la organización religiosa. Pero en vez de causar lo deseado, una reforma y cambio en el catolicismo romano; terminó por convertirse en un movimiento, cuyos pilares teologicos son afirmados hasta por los adventistas (Sólo Cristo, Sólo la Escritura, Sólo la Fe, Sólo la Gracia, Sólo a Dios la Gloria).
El Conflicto de los siglos, está siendo usado por los líderes adventista, para empapelar todo. Si bien el adventismo se identifica con los principios de la Reforma Protestante, y como los continuadores de la protesta, paradójicamente la realidad actual dista mucho de esos ideales.
La lectura del Conflicto de los siglos es un desafío, las interpretaciones pintorescas de Ellen White sobre las Leyes dominicales y el poderío del papado como una realidad a corto plazo, están perdiendo su fuerza en el adventismo. No por una falta de fe, sino porque en el panorama mundial, esto es inexistente.
Si bien muchos líderes adventistas, especialmente Ted Wilson y compañía, enfatizan un panorama escatológico inexistente, como el poderío del papado, las leyes dominicales, la hegemonía de los Estados Unidos, las persecuciones, etc. Pasan por alto la columna vertebral, que, en mi opinión, Ellen White y sus ayudantes literarios resaltaron al momento de componer el Conflicto de los siglos:
- la libertad de conciencia,
- la dirección individual del Espíritu Santo sobre cada conciencia,
- la autoridad de las Escrituras sin interpretaciones corporativas,
- el tradicionalismo religioso como enemigo de la fe,
- y la perdida de las libertades en los sistemas religiosos.
Si creemos que resaltar el discurso contra el papado y la Iglesia Católica nos hace herederos del protestantismo, realmente no hemos entendido nada. Peor aún, si creemos que la Reforma Protestante es creernos mejores que otros, y poner nuestras tradiciones como filtro para la salvación, no somos dignos herederos de nada.
Lo que nos convierte en herederos y continuadores de la Reforma Protestante, es precisamente velar porque en nuestras iglesias la libertad de conciencia sea una realidad. Que la dirección del Espíritu Santo no sea aplastada por votos burocráticos, por encima de la capacidad que Dios nos ha dada en elegir. Sostener el principio de la autoridad de las Escrituras, sin ataduras a tradiciones o interpretaciones corporativas. Que la salvación sea un camino despejado, sin barreras o condicionamientos.
La realidad actual en el adventismo nos desafía a traer y aplicar los principios de la Reforma Protestante. Temo que de tanto mirar, estudiar, proclamar y condenar el sistema papal, muchos dirigentes en todos los niveles, desde la Asociación General hasta las iglesias locales, se están comportando como pequeños papas, con modelos de gobierno más apegados al sistema papal que al modelo representativo. Dispuestos a dar sus vidas por el sistema religioso que por las Escrituras y la libertad de conciencia.
Sin embargo, el adventismo es un movimiento que surgió de la composición variada y amplia de protestantes. Por lo que, si bien el sistema organizacional adventista se está inclinando peligrosamente hacia lo contrario de la Reforma Protestante, hay verdaderos herederos de la protesta en el adventismo que levantaran los estandartes de la verdad y la libertad de conciencia en todos los niveles.
“Un simple hombre con las Escrituras tiene más autoridad que el Papa o un concilio” (Martin Lutero)
Daniel A. Mora, es el editor para Adventist Today Latinoamerica