Cómo podría verse la “opción nuclear” del Pr. Wilson
Por Loren Seibold
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«¿Hay algún castigo por incumplir las normas? Los reglamentos eclesiásticos son bastante claros, acerca de lo que llamamos tal vez como opciones nucleares o balísticas, y esto es degradar las uniones, si eso es lo que son, de uniones a misiones; es decir, disolver las uniones. Hemos escogido no hacer eso».
Esta explicación vagamente amenazadora en el Concilio Anual de 2017 por el pastor Ted Wilson, presidente de la Asociación General de la denominación adventista, seguido de la presentación de un documento que los directivos le estaban pidiendo el Comité Ejecutivo de la Asociación General que apruebe. Este documento dice que, si los miembros del Comité Ejecutivo no firman un juramento de lealtad, entonces pueden ser expulsados del comité (incluso aunque su posición es ex officio, garantizado por la constitución y las normas de la AG). Al final, la propuesta no fue aprobada; sino que fue enviado de regreso a la comisión que la produjo.
La primera cosa que me molestó en esta declaración fue la palabra «nuclear». Es una palabra violenta, catastrófica. No era sólo amenazadora, sino destructiva. Implica, «Yo podría apretar un botón y derribar todo. Tengo ese poder».
Me parecía una mala elección de palabras, hasta que empecé a pensar en las implicaciones de lo que era estaba amenazando. Si la Asociación General trata de ejercer autoridad sobre las uniones, el resultado podría hacer un daño increíble a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
La «opción nuclear»
Vamos a explorar por un momento lo que el Pr. Wilson y su equipo realmente podrían hacer, y lo que podría suceder. Vamos a ubicar esta historia hipotética en la Unión del Pacífico (PUC por sus siglas en inglés) de la División Norteamericana de la denominación.
Vamos a empezar con la suposición de que la Asociación General podría obtener apoyo para este proceso de toma de poder. De acuerdo con al Working Policy [Reglamentos eclesiásticos-administrativos] B 95 15, una recomendación para tomar medidas contra una unión debe venir del Comité Ejecutivo de la División -lo que podría ser un desafío en la División Norteamericana. El Pr. Wilson luego tendría que ir al Comité Ejecutivo de la Asociación General para su aprobación, el cual no aprovechó la oportunidad de castigar a los errantes directivos de la unión el 9 de octubre pasado. El equipo legal de la AG, espero, aconsejaría en contra de este curso de acción.
Pero supongamos que todos esos obstáculos podrían ser superados. El Comité de la División Norteamericana lo recomienda. Los abogados de la AG den su bendición, o no lo hacen y su consejo es ignorado. El comité ejecutivo de la AG concede permiso. ¿La AG tiene la autoridad para «tomar el control» de una unión? ¿Podrían hacer que la policía escolte a los directivos fuera del edificio ubicado en 2686 Townsgate Road en Westlake Village, California, mientras el Pr. Wilson ingresa y se sienta en la silla del Pr. Ricardo Graham?
Mis fuentes dicen que no. La AG no tiene el título de la propiedad de la unión, por lo que no puede reclamar la propiedad del edificio. Tampoco puede expulsar a los directivos. Eso tiene que ser hecho por la membresía de la unión. La Unión del Pacífico está registrada en California, mientras que la Asociación General está registrada en el Distrito de Columbia, por lo que incluso la afirmación de que controlan los activos y la autoridad de la PUC aumentaría los retos legales.
En caso de que la Unión del Pacífico no permita que se tome el control, la Asociación General podría recurrir a procedimientos legales. Pase lo que pase allí, millones de dólares de sus contribuciones se utilizan para enriquecer los abogados, la reputación de la iglesia sería mancillada, y el resultado, cualquier sea, sería ensuciado por la animosidad.
La Reunión Electoral de la Unión
La membresía electoral de la Unión del Pacífico, como se puede ver, no es la Asociación General. Se trata de las asociaciones locales que consiste en los miembros de la Unión del Pacífico: cuatro en California, además de Nevada-Utah, Arizona y Hawai.
Lo más probable es que la Unión del Pacífico llame a una reunión electoral.
Los delegados, seleccionados por las asociaciones locales, tienen que tomar algunas decisiones difíciles cuando se reúnen. ¿Queremos terminar nuestro apoyo a la ordenación de la mujer? ¿Vamos a dejar que la Asociación General tome el control de nuestra Unión? ¿Vamos a reemplazar a nuestro presidente de unión? No hay duda de que alguien de la Asociación General estaría presente explicando las consecuencias. Esta persona intentaría hacer parecer que la Asociación General tiene la autoridad para hacer esto, aunque, como hemos visto, eso está lejos de ser cierto. Por su diseño, por la ley y por los reglamentos, las uniones son sorprendentemente autónoma. Ellen White es aún constancia de que Dios quería que las uniones sean autónomas.
Esto va a ser un encuentro polémico. Algunos delegados van a defender la ordenación de la mujer y la autonomía local. Otros estarán aterrorizados de romper con la denominación. Si hay un número suficiente de estos últimos, la historia habrá terminado, y Ricardo Graham y sus asociados serán despedidos, porque si bien puede que no tengan que obedecer la orden de la AG de abandonar sus oficinas, tienen que obedecer a su membresía electoral.
Pero para desarrollar esta proyección vamos a suponer que las respuestas de la membresía electoral son no, no y no: nos quedaremos en el camino que hemos elegido con la ordenación de la mujer, no vamos a dejar que la Asociación General tome el control, y nos mantendremos al Pr. Graham. (Esto es lo más probable si el pasado es indicativo: una reunión electoral especial de la Unión del Pacífico en 2012 votó a favor de seguir adelante con la ordenación de mujeres 79% a 21%).
Hasta el momento, nadie me ha mostrado evidencia convincente de que la Asociación General puede disolver legalmente una unión, tal como amenazó el Pr. Wilson. El Working Policy B 95 15 sólo habla de «la expulsión de la unidad de la hermandad mundial de las uniones». La expulsión de la Unión del Pacífico, sin embargo, expulsaría a todas las asociaciones y congregaciones que pagan el diezmo en ese territorio. No queriendo alejar a toda la parte suroeste de los Estados Unidos, sin duda, la Asociación General podría establecer un nuevo nivel administrativo en el territorio de California, Nevada, Utah, Arizona y Hawai.
A los efectos de esta historia, voy a colocar la sede de nuestra misión hipotética en Bakersfield. Los agentes de la AG deben pedirle, o demandarles a las conferencias que se unan a este recientemente formado nivel administrativo, la Misión del Pacífico en Bakersfield.
Sin embargo, la Misión del Pacífico no toma automáticamente el lugar de la existente Unión del Pacífico. Es una entidad competidora. Y, sin duda, cada asociación querrá hablar acerca de si se va con opción de unidad de la AG, la Misión del Pacífico en Bakersfield, o se mantiene fiel a Westlake Village, la ordenación de la mujer, y el liderazgo del pastor Graham.
Reuniones electorales de las asociaciones
Ahora cada asociación en la región convoca a una reunión electoral. Sus líderes explican lo que ha sucedido: la Asociación General ha declarado que la Unión del Pacífico en Westlake Village, bajo la dirección del pastor Ricardo Graham, es inválida. Las asociaciones han dicho que a partir de ahora deben enviar su diezmo a Bakersfield.
Si la reunión anterior fue difícil, estas reuniones, al menos una en cada asociación, son incluso más polémicas. Un directivo de la AG puede haber ido a la oficina de cada asociación y hecho algunas negociaciones mediante amenazas e incentivos. Algunas asociaciones, como la Asociación del Sureste de California, probablemente vote para quedarse con la vigente Unión del Pacífico. Supongamos (sólo para el bien de nuestra historia) que Asociación Central de California, más conservadora, quiere mantener la iglesia unificada mediante la aceptación de la autoridad de la nueva Misión del Pacífico en Bakersfield.
Por lo que la Unión del Pacífico termina con algunas de las asociaciones, la Misión del Pacífico tiene los otros. Eso es todo entonces, ¿verdad?
La batalla por las congregaciones
Tristemente no. El conflicto continúa, y aquí se hace localmente doloroso. No todas las congregaciones en una asociación van a aceptar lo que votó la reunión electoral. Supongamos que en la Asociación Central de California, que (en nuestra historia hipotética) ha votado para unirse a la nueva misión conforme a lo solicitado por la AG, algunas congregaciones en el área de la bahía (Sunnyvale, Mountain View, Palo Alto, East Palo Alto, y otros) dicen: «La Misión del Pacífico no representa nuestros puntos de vista. Queremos seguir estando con nuestra existente Unión del Pacífico en Westlake Village».
Recuerde que la Asociación Central de California (como es el caso de todas las asociaciones en la denominación) tiene el título de propiedad de todos los edificios de iglesias y escuelas en su territorio. Las asociaciones poseen la propiedad de la iglesia como fiduciarios no de la congregación, sino de la denominación adventista del séptimo día.
Supongamos que la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el Sunnyvale, California, decide no remitir su diezmo al tesoro de la Asociación Central de California, tal vez incluso enviarlo directamente a Westlake Village. Los líderes de la Asociación Central de California (que, en nuestra historia hipotética, ha elegido en una reunión electoral estar bajo la autoridad de la nueva Misión del Pacífico) da a la congregación unos meses de gracia, después de lo cual se puede hacer varias cosas. Se puede dejar de pagar los pastores de Sunnyvale. Se les puede enviar nuevos pastores que piensan como la AG. Puede llevar a cabo una junta de iglesia y pedir a los miembros elegir si son fieles a un lado o al otro. Si la mayoría de los miembros de la iglesia se niegan a cooperar, pueden cerrar las puertas de la iglesia de Sunnyvale. Todas estas son acciones legales.
Un grupo de congregaciones podría querer formar una nueva asociación, la Asociación del Área de la Bahía de San Francisco, digamos existente bajo la Unión del Pacífico. Una reunión electoral de la Asociación Central de California tendría que decidir si se debe permitirlo, o decir: «Su edificio de la iglesia pertenece a nuestra asociación. O continúan con nuestra alianza con la Misión del Pacífico, o se mudan de sus edificios».
Pase lo que pase, las contribuciones financieras de la Unión del Pacífico, la por si sola suministra alrededor del 8% al 9% del diezmo para todo el campo mundial, se reducirá drásticamente. Las asociaciones se convertirán en un mosaico de congregaciones que apoyen la Misión del Pacífico y otras que apoyan la Unión del Pacífico, o las congregaciones serán re-pastoreadas o incluso clausuradas si no apoyan la entidad que la reunión electoral de la asociación ha escogido. Casi todos los ministerios y la evangelización se paralizan. Los potenciales conversos piensan que la iglesia adventista se ha vuelto loca. Hay historias poco halagüeñas en los medios de comunicación acerca de nuestras demandas y conflictos. Las escuelas se cierran. La membresía cae. Todo el mundo está obsesionado con los litigios.
Mientras tanto, algo similar está sucediendo en la Unión de Columbia y otras uniones en la División Norteamericana, así como en algunos lugares de Europa y el Pacífico Sur.
Sólo ficción… por ahora
Dudo mucho que el conflicto llegue tan lejos. Les presento esta hipótesis sólo para mostrar que la «opción nuclear» -obligar a las uniones desobedientes a cumplir- no es un buen camino para recorrer.
(Y debo decirle francamente que si los «Procedimientos para la reconciliación y la adhesión en el Gobierno de la Iglesia, Fase 2» hubiera sido aprobado el 9 de octubre, el juramento de lealtad fácilmente podría haber sumido a algunas regiones en conflicto mientras las uniones decidían si debían renunciar a la representación cuerpo gobernante mundial de la denominación. Todos nosotros, incluyendo el Pr. Wilson -son muy afortunados de que la propuesta fue enviada de regreso para su estudio y revisión).
Si bien mi historia puede sonar exagerada, es necesario que sepas que eventos no del todo diferentes a estos han ocurrido en otras denominaciones, como la Iglesia Presbiteriana y la Iglesia Episcopal. En éstos, el conflicto ha sido entre una congregación local y la denominación, y la queja por lo general ha sido que la denominación es demasiado liberal. Pero el resultado es el mismo: las iglesias que las congregaciones han financiado y administrado por décadas, a veces siglos, son separados de ellas. El ministerio y la misión de su comunidad se evapora. La denominación se gana una fama terrible. Todo el mundo gasta mucho dinero en abogados. la iglesia de Dios se consume en amargura e ira.
El Pr. Wilson se negó a ser entrevistado por Adventist Today en el Concilio Anual, pero me gustaría que pudiéramos preguntarle si evitar que las mujeres sean ordenadas o, para el caso, esperar conformidad de todas las uniones, vale la pena en vista de lo descrito anteriormente. He dicho antes que me gustaría que nuestros líderes en la Asociación General en lugar de hablar como si la ordenación de mujeres es una rebelión como las de Conradi o Canright, podría buscar una solución ganar-ganar con los miembros electorales de las uniones, que no son rebeldes, sino personas razonables con convicciones razonables sobre la ordenación de la mujer.
Pero ganar-ganar no parece ser el estilo del Pr. Wilson. Él es conocido por muchos como un hombre gentil y piadoso, pastoral y solidario, y no tengo ninguna razón para dudar de eso. Pero su determinación en ganar este concurso casi a cualquier precio está erosionando el respeto por él, como se refleja en la reunión de la semana pasada. En 2016 él tuvo éxito en establecer el escenario para un enfrentamiento en el cumplimiento de los reglamentos. Este año, sin embargo, perdió de manera decisiva. Exactamente por qué, no puedo decirlo, aunque sospecho que tuvo mucho que ver con la manera prepotente en que se presentó su propuesta: mantener el documento en secreto, sin seguir el procedimiento del año pasado, antes de pasar a la fase 2, y hablar con desdén a los que no estaba de acuerdo con él.
Al igual que en las familias, si en las iglesias se llega al punto en el que se tiene que hacer amenazas, usted ha manejado mal las cosas.
Loren Seibold es pastor, y editor ejecutivo de Adventist Today.
Traducción proporcionada por el equipo de EscogidasParaServir.com.