El Perfil de un Fariseo Latinoamericano
En este verano estuve asistiendo a una Iglesia Adventista en la Florida (USA) y participe en un evento que reunió a más de 70 personas de diferentes nacionalidades de Latinoamérica. Así que aproveche la oportunidad para preguntarles, si estaban dispuestos a compartir conmigo alguna experiencia de sus iglesias, con miembros que tienen caracterizaciones farisaicas en su personalidad. Las respuestas fueron interesantes y decenas de las personas con las que viaje me contaron sus experiencias y opiniones. Eso me permitió, hacer un perfil de comportamiento y las características de un fariseo latinoamericano.
Deseo aclarar que mediante la encuesta pude recolectar datos, que permiten cumplir con varios criterios del método científico, para detectar los comportamientos y mediante los cuales me permitieron aproximarme a la detección de un patrón de conductas autoritarias y fundamentalistas, que parece ser desarrollarse con mayor fuerza en regiones de Latinoamérica.
Lo peligroso de disentir
Disentir es razonable y hasta necesario, sin embargo, entre los entrevistados, hay un consenso de que la cultura adventista en Latinoamérica, tener una opinión diferente o no estar de acuerdo, por lo general se percibe como peligroso y surge una obligación moral de contra argumentar, “contragolpear” al otro; tratarlo como un adversario, decirle abiertamente que su punto de vista está mal; tomar la identidad adventista y hasta reclamar el derecho moral de decidir quién es o no adventista.
Las características más resaltantes
En la conversación con mis compañeros de viaje, pude detectar varias características que se repetían con frecuencia, en las experiencias que han tenido que enfrentar de miembros de sus iglesias:
1. Hipocresía:
El fariseo promedio habla y se expresa, en términos de que acepta la libertad de expresión, que cree y afirma el dialogo respetuoso; además sostiene que respeta la integridad personal. Pero al mismo tiempo está evaluando y juzgando el contenido de lo que se predicó, que no le agradó. Usa habituales etiquetas como “herejía” o “apostasía” para calificar las expresiones de las personas con las que no está de acuerdo.
En muchos casos, el fariseo dice que cuando discute quiere aclarar dudas, pero trata de forma irrespetuosa al que disiente, al que no piensa como el, o se comporta de manera diferente. Desconoce la diferencia entre el dialogo respetuoso, la confrontación y el choque de ideas.
2. Se atribuye el derecho moral de defender la identidad y la cultura adventista en todo momento y lugar.
Aunque usted esté expresando espontáneamente su punto de vista teológico, sin motivación o interés en debatir, el fariseo adventista tiene una necesidad imperiosa de aclarar las ideas que generan una disonancia cognitiva en su mente. Por otro lado, es común que al “aclarar” la duda, enfatice que estamos en posiciones opuestas, contrarias o adversas; la categoría moral de bien o mal; que la opinión es peligrosa o hace daño. Si bien el adventismo es amplio, el fariseo interpreta el movimiento en base a los prejuicios desarrollados en su cultura y afirma que el adventismo es como él o ella lo aprendió.
3.Se percibe a si mismo portavoz de la verdad
Se sienten con todo el derecho de comentar reaccionar y criticar a todo aquello que le presente un conflicto teológico, en las redes sociales, particularmente en “You Tube”. Es común escuchar en ellos que Dios les ha hablado para que” iluminen” a los demás con respecto al error y la verdad. Suelen tener sentimientos de superioridad moral.
4. Define quien es, o no adventista
El fariseo promedio en Latinoamérica, se enfoca en juzgar su tu entiendes o no que es el movimiento adventista, su interpretación de las 28 Creencias; o si entiendes la Biblia como lo hace él. Suele exigirte que seas más que un mero miembro “nominal”, adoctrinamiento, proselitista y militancia. En casi todos los casos, los fariseos sostienen que se debe defender la subcultura creada en sus iglesias locales y asimilarlas como parte integral de la identidad y creencias adventistas. Si no lo haces, entonces te dirán que mejor deberías salirte o dejar la iglesia adventista.
Si yo tengo una idea que contradiga una interpretación de la teología adventista es mejor que la modifique o que guarde silencio, porque si es descubierta por el fariseo adventista, este lo va a investigar y denunciar públicamente en la Iglesia o en las redes sociales. Por otro lado, si sucediera que la Iglesia no apoya el estilo confrontativo del fariseo adventista, este se molestará y continuara con su cruzada de desenmascarar a los que él cree son falsos adventistas, aun cuando la iglesia lo desautorice o no lo apoye.
5. Lobos disfrazados de cordero
Los fariseos adventistas son personas con un carácter fuerte, colérico, autoritario, con una apariencia amable, pero con una necesidad egocéntrica de imponer su opinión y luchar teológicamente con los que perciben como adversario. Tienen la necesidad personal de ser identificados y reconocidos como lideres en la Iglesia o en las redes sociales. El fariseo adventista es susceptible de acusar, perseguir o a estimular la persecución. Se siente con el derecho y la prerrogativa de hacerlo, contra lo que entiende es una idea antibíblica, maligna o perjudicial en la Iglesia adventista.
6. Creen que están haciendo un servicio la Iglesia.
Los fariseos adventistas sostienen que la discusión contra ideas teológicas “adversas” al adventismo es fundamental para la orientación de la Iglesia, para no perder su identidad. Por eso tienen un particular interés en comentar o debatir, con aquellos que en una forma u otra se “apartan” del adventismo tradicionalista, aun cuando las ideas y cambios surgen del interior de la propia iglesia.
7. Son excelentes en el manejo del lenguaje y dominan el arte de la retorica
Similar a los políticos presentan en los debates o discusiones una oratoria religiosa que persuade, confunden y engaña al que lo oye. Muchas veces distorsionan los hechos y malinterpretan las palabras.
¿Qué nos puede hacer fariseos?
Los fariseos no se construyen de la noche a la mañana, es un proceso que se da rápido cuando:
La falta de entrega al Espíritu Santo. Muchas veces consciente o inconscientemente habita en mí, un espíritu de orgullo, arrogancia, de superioridad sectaria que me impulsa a la defensa de mis creencias adventistas y a la argumentación. No permito que el Espíritu Santo se derrame en mí y transforme esos hábitos La gracia de Cristo y el método de Cristo está ausente en mi mente, emociones, pensamientos y hábitos. El resultado es que mi YO- EGO se cree Dios, Juega a ser Dios y se atribuye el derecho de juzgar como un juez y dictar sentencia.
Ignorar el carácter de Dios y de su hijo Jesús. El interés en mantener nuestra identidad institucional no nos permite identificar, comprender, aceptar y dialogar (en el amor de Cristo), que una “nueva luz” está manifestándose dentro de la propia Iglesia, reinterpretando a tenor con la revelación de Jesús, el carácter de Dios.
El carácter del Padre y del Hijo está claramente definido: amoroso, misericordioso, compasivo, justo, pacifico, perdonador, paciente, santo, humilde, bondadoso, sin envidia, jactancia, sin orgullo, rudeza, egoísmo, rencor, enojo, maldad, verdadero. (Ver Daniel Bernhardt Principios Del Carácter De Dios, Editorial Que te conozcan a ti, Argentina 2022 y a 1 Corintios 13:4-8)
¡Ese carácter amará a todos los buscadores de Cristo y los atraerá con sus cuerdas de amor!
Conclusión
Aunque este comportamiento está presente en todas las religiones e iglesias institucionales, no podemos minimizar, desvalorizar u ocultar su presencia en nuestro entorno. Estas creencias ponen en evidencia que en Latinoamérica el adventismo es asumido en una forma fundamentalista, y autoritaria, similar al de los maestros de la ley, de la época de Jesús.
Esta forma no permite dar conocer a Jesús, su amor, sus verdades y su discipulado. Refleja, proyecta y muestra a un Jesús distorsionado. Los que seguían a Cristo eran adúlteros, ladrones, prostitutas, todos ellos eran pecadores que vivían en el error y la mentira. El Maestro nunca los rechazó, ni se embarcó en un “choque de ideas” o en una confrontación teológica para discernir entre el error y la verdad. Simplemente los amó, los aceptó y les presento su espiritualidad, su bondad, su amor a la humanidad, amigos y enemigos. Les mostro su reino. Esa fue su teología y así los atrajo, con su amor.
Decirle a alguien con el que no se está de acuerdo, enfáticamente que es un apostata, que está en un error, que hace daño, o que sus ideas son peligrosas, no muestra el amor de Jesús.
Los fariseos adventistas han distorsionado la imagen del Maestro Jesús y lo han construido a imagen y semejanza de ellos, con motivaciones e inclinaciones humanas. Muestran a un Cristo diferente. En lugar de mostrar el amor de Cristo, muestran a un Cristo que tiene que defenderse teológicamente, que le complace el debate teológico, castrante.
Cuando incurrimos en ese comportamiento, somos anticristos, porque en el ejemplo que damos, no mostramos el amor, la misericordia y la compasión de Cristo.
Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma. Pero Él, volviéndose, los reprendió, y dijo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas. (Lucas 9:54-56)
“En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros.” (Juan 13:35)
Edison Garcia-Creitoff enseñó ética y comunicación durante 15 años en diferentes universidades de Puerto Rico. Es Trabajador Social, Mediador de Conflictos, abogado (J.D.) capellán laico y Coach Motivacional -Espiritual.