Editorial: Jesus sigue presente…
Hace poco reflexionaba sobre cómo ha cambiado mi relación con Jesús desde que dejé la fe de mi infancia. Aunque ya no creo en todas las cosas que creía en mi infancia adventista del séptimo día (confieso que ya no voy a la iglesia), descubrí que Jesús sigue presente en mi vida.
Siempre amé a Jesús. Me encantaba Jesús cuando estaba en la cuna. Pero descubro que no me enamoré de Jesús hasta después de mi salida de la iglesia.
Resulta que Jesús es aún más relevante para mi vida post-Adventista de lo que era antes. Y tal y como van las cosas en Estados Unidos ahora mismo, la vida y las enseñanzas de Jesús son cada día más relevantes.
Jesús me pide que ame a mis enemigos. Me pide que honre a los pobres, a los débiles, a las viudas y a los huérfanos. Jesús me pide que me ponga en el lugar de los demás. Me dice que cosecharé lo que siembre. Dice que la tierra pertenece a los mansos y a los pacificadores. Era tan radicalmente no violento que se dejó llevar a una muerte truculenta sin luchar ni defenderse.
Los seguidores de Jesús se sintieron tan conmovidos por él que iniciaron una religión que hacía hincapié en la colaboración, la entrega y la ayuda al mundo.
Esa es una persona a la que merece la pena seguir. No pretendo entender todo lo que dijo Jesús, ni vivir sus enseñanzas a la perfección. Pero lo intento. Y en una sociedad decidida a deshumanizar a tanta gente, en un mundo con tanto miedo, a quién más necesitamos sino a un hombre que dice: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo» (Juan 14:27)?
Gracias, Jesús. Me vendría bien un poco de esa paz ahora mismo.
Lindsey Abston Pintor
Escritora/Editora, Adventist Today