¿La ley dominical se está acercando?
El supermercado cercano al edificio donde vivimos abre los domingos desde hace algunas semanas. Las compras dominicales han sido durante mucho tiempo un tema muy debatido en la política local. Hasta hace poco, la influencia de los partidos religiosos era lo bastante fuerte como para impedir los intentos de los demás miembros del consejo municipal de permitir que todos los comercios abrieran los domingos, incluso si los propietarios así lo querían. Por fin, las cosas están cambiando en nuestro pueblo de unos 22.000 habitantes, como han ido cambiando gradualmente en la mayoría de los lugares de nuestro país, tradicionalmente Calvinista.
En la edición del jueves de mi periódico (uno de los diarios cristianos de nuestro país) encontré un interesante artículo sobre la observancia del domingo en Estados Unidos. Para un porcentaje importante de la población de Estados Unidos el domingo está perdiendo rápidamente su importancia. Sólo un tercio de los estadounidenses evita el trabajo pagado; sólo para un diez por ciento comprar en domingo sigue siendo tabú; y sólo un seis por ciento considera que observar el domingo es incompatible con ir a un parque de atracciones.
Cada vez hay un abismo más profundo entre la realidad de la observancia del domingo en el mundo occidental de hoy y el mensaje que se sigue oyendo en algunos sectores de la Iglesia Adventista, a saber, que pronto tendremos que enfrentarnos a severas leyes dominicales, que obligarán a todos los ciudadanos a guardar el domingo y pondrán las cosas extremadamente difíciles a los que insisten en mantener el sábado del séptimo día como sagrado.
Sin embargo, la expectativa de que al final de los tiempos una ley dominical universal será impuesta por las autoridades civiles, ante la insistencia del público y la demanda de las iglesias “apóstatas”, parece ser cada vez más irreal. Es cierto que hay algunos grupos y organizaciones que siguen pidiendo leyes que impongan la estricta observancia del domingo, pero en realidad la tendencia general es hacia una observancia menos estricta del domingo, en lugar de más estricta. En el mundo occidental, el domingo de culto eclesiástico está siendo rápidamente sustituido por un domingo de diversión y compras, así como por un día en el que la gente también quiere ver sus paquetes con sus pedidos en línea a domicilio.
Los adventistas deben preguntarse: ¿Predice claramente la Biblia un tiempo en que se impondrán leyes dominicales crueles? Debemos darnos cuenta de que este escenario de leyes dominicales se basa principalmente en la interpretación que Ellen White hace de las profecías del Apocalipsis en su libro El Conflicto de los Siglos. Para algunos esto significa que, contra toda tendencia actual, las leyes dominicales están por venir, porque “¡ella lo dice!”. Para otros eso significa que Ellen White estaba equivocada y que por lo tanto queda descalificada como guía profética para los creyentes adventistas.
Para mí, significa que debemos revisar nuestro concepto de inspiración.
Elena de White escribió su libro El Conflicto de los Siglos a finales del siglo XIX, con el trasfondo de las circunstancias que prevalecían en Estados Unidos. Su mundo estaba dividido entre católicos romanos y protestantes. Ella pertenecía a una pequeña secta adventista que no era bien vista. Vivió en una época en la que los políticos a nivel estatal y nacional hacían todo lo posible por imponer la observancia del domingo. Fue testigo de cómo en algunos Estados se encarcelaba a los que guardaban el sábado.
Pero su mundo ya no existe. El “gran relato” subyacente de la “gran controversia” entre las fuerzas del bien y del mal sigue siendo tan válido como siempre. Pero se desarrolla de formas muy distintas en nuestra sociedad secular, que tiene una composición religiosa y cultural totalmente diferente. Nos corresponde a nosotros discernir cómo se desarrolla este “gran conflicto” en nuestro mundo occidental del siglo XXI.
El gran desafío para los adventistas que guardan el sábado no es seguir hablando de un escenario del fin de los tiempos cada vez más improbable, sino convencer a nuestros conciudadanos de que hay un beneficio religioso, social y saludable inmenso en respetar ese ritmo de seis más uno en el tiempo dado por Dios. El hombre ha sido creado con un reloj interno, y no respetarlo supone un perjuicio para sí mismo. El sábado sigue siendo nuestro mejor antídoto contra el estrés y el agotamiento y nuestro mejor canal para recuperar la fuerza moral. Es el instrumento divinamente ordenado para cargar nuestras baterías espirituales y para (re)conectarnos con Dios y con las personas a las que amamos.
No malgastemos energías tratando de imponer una ley dominical poco realista, sino promovamos y modelemos una vida en la que el descanso sabático, que forma parte de la creación de Dios, ocupe un lugar central.
Reinder Bruinsma vive en los Países Bajos con su esposa Aafje. Trabajó para la Iglesia Adventista en diversos puestos en publicaciones, educación y administración eclesiástica en tres continentes; su último cargo antes de jubilarse fue el de presidente de la Unión Holandesa. Todavía mantiene una apretada agenda de predicación, enseñanza y escritura. Sus últimos libros son Facing Doubt: A Book for Adventist Believers “on the Margins” y In All Humility: Saying “No” to Last Generation Theology (Con humildad: Dile no a la Teología de la última generación).